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El grito de “vivos se los llevaron, vivos los queremos” retumbó en el recinto de la Virgen de Guadalupe a mitad de la misa de las 12:00 horas.

Familiares de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero, llegaron para presenciar una misa oficiada por el aún arzobispo de Acapulco y arzobispo electo de Morelia, Carlos Garfias, así como el obispo de Saltillo, Raúl Vera, pero salieron con un mal sabor de boca.

“Es vergonzoso que hoy en día se haya celebrado una misa y que al lado de los padres de familia en el altar hayamos tenido policías federales a los lados, ni en las reuniones que realizamos en la Secretaría de Gobernación tenemos policías federales”, dijo Vidulfo Rosales, abogado y vocero de los padres.

“De ese tamaño ha sido el trato que nos han dado las autoridades religiosas y de la Basílica que nos han tratado de pisar con la punta de los pies, que nos han cerrado la puerta como nos la han cerrado las instituciones. Nos han aventado la puerta en el rostro, como hoy también lo hacen las autoridades”, lamentó el abogado.

Un contingente de más de 500 personas marchó de la glorieta de Peralvillo a la Basílica de Guadalupe para conmemorar 27 meses de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos. La movilización comenzó desde el 20 de diciembre en Iguala, de donde salió la Caravana +43 Memoria y Esperanza.

Al llegar a la entrada, alrededor de las 11:40 horas, el grupo se reunió y solicitó ingresar una camioneta con alto parlante, lo les fue negado. Ahí mismo se les informó que la misa sería privada y sólo 70 personas podrían acceder a la capilla.

Rosales y simpatizantes tuvieron un conato de bronca cuando personal de seguridad de la Basílica intentó cerrar las puertas de acceso.

El arzobispo Garfias salió a recibir a los padres e integrantes del movimiento “Bienvenidos, acerquémonos todos a la casa del señor”.

Al ingresar al recinto, el grupo que acompañaba a los padres de las víctimas gritó las consignas del movimiento: “Ayotzi vive, la lucha sigue”, “Asesinos, asesinos, están en los cuarteles, están en Los Pinos”, durante la misa de 12:00 horas. Ante los gritos, algunos feligreses solicitaron silencio y respeto a los manifestantes.

En la homilía ofrecida a los padres de las víctimas, el arzobispo Garfias dijo que es grave que se desconozca el paradero de los estudiantes.

“Primeramente por lo trágico de su desaparición, por el dolor y la angustia que han dejado en sus familiares y amigos, pero también porque han dejado entrever la fragilidad de nuestras estructuras en el tema de seguridad.

“Todo proceso de perdón, reconciliación, paz y justicia partirá de la verdad de los hechos. En cambio, no conocer la verdad, ocultarla o evadirla hacen daño a las personas y a la sociedad. Está comprobado el ocultamiento o la evasión de la verdad genera más violencia”, detalló el arzobispo en la homilía.

Felipe de la Cruz lamentó el trato que recibieron en la Basílica, que incluso afectó la homilía.

“Es muy triste que hasta en la propia casa de Dios seamos reprimidos.

“Pasamos unos días sumamente difíciles y desgraciadamente nos encontramos con esta situación, con esta situación de que ni un micrófono le dieron a nuestro arzobispo y desgraciadamente no pudimos oír completa la misa”, comentó.

Durante el recorrido y en la mayoría de los discursos, padres de los desaparecidos lamentaron haber pasado la tercera navidad sin sus hijos y exigieron a las autoridades que se apresuren a dar con su paradero.

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