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Buenos Aires.— El presidente de Argentina, Mauricio Macri alzó su brazo derecho. En su mano, una copa de cristal con vino espumoso y con una frase lo dijo todo: “¡Viva México y viva Argentina!”. Segundos después, un abrazo fraterno entre el mandatario argentino y su homólogo de México, Enrique Peña Nieto. Se tutean, amigables. Deshielo pleno.

Esta fue la estampa que dejó la visita de Estado del Presidente a Argentina, donde acordó relanzar las relaciones culturales y comerciales entre ambos países.

Desde la Casa de Gobierno, mejor conocida como Casa Rosada en el corazón de esta capital, Macri le dio la bienvenida a su “querido amigo, querido Enrique”, a quien en menos de un mes ha visto tres veces en tres distintos países (Chile, Perú y ahora Argentina) y le dio la bienvenida a la nueva República Argentina, que ahora, no tiene mayorías parlamentarias y que ha generado más consensos y diálogo.

Macri y su esposa organizaron un almuerzo en las llamadas catacumbas de la Casa Rosada, donde se encuentra el Museo del Bicentenario, inaugurado en 2010. Aquí, los mandatarios y sus esposas degustaron crocantín de trucha ahumada como entrada, lomo de estancia con verduras como plato fuerte y de postre, pera con pistaches. De beber servían vino tinto.

La amistad quedó sellada y el presidente mexicano le hizo una invitación para que viaje a nuestro país y acordaron que la visita —hablando en términos futboleros— será pagada el próximo año.

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