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WASHINGTON.— Estados Unidos consideró ayer que “toca al pueblo de México” decidir qué tipo de políticas sobre cultivo, consumo o comercialización de drogas “son las más apropiadas para su país” dentro del marco del derecho internacional.

En reacción a la histórica decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de declarar inconstitucional la prohibición absoluta para el uso de la marihuana, el Departamento de Estado no quiso entrar al fondo de la cuestión y se limitó a subrayar la importancia de la cooperación entre México y EU “en la lucha contra el narcotráfico y la violencia que genera”.

“Toca a la gente de cada nación decidir sus políticas y, en este caso, toca al pueblo de México decidir qué políticas sobre drogas son las más apropiadas para su país dentro del marco del derecho internacional”, aseguró el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, a pregunta expresa sobre la decisión de la Suprema Corte en México que ha marcado el inicio de un intenso debate en favor y en contra de la despenalización de la marihuana en el país.

El portavoz del Departamento de Estado dijo, en este sentido, que “Estados Unidos está comprometido con los tres convenios de la ONU sobre drogas”, pero también reconoció que “estos convenios permiten un grado de flexibilidad sobre la forma en que los Estados miembros implementan esos convenios para cumplir con sus obligaciones”.

En el marco de una avalancha de iniciativas y consultas populares, que han despenalizado el consumo de la marihuana con fines médicos o recreativos en 23 estados de la Unión Americana y en el Distrito de Columbia, algunos expertos han señalado que Estados Unidos ha dejado de cumplir o de “estar en línea” con las convenciones de la ONU para regular todo tipo de producción, posesión y transporte de drogas o enervantes.

En respuesta a estas observaciones, la administración de Barack Obama ha insistido que los convenios o tratados suscritos ante la ONU facultan o permiten a los firmantes “flexibilidad y discrecionalidad” a la hora de implementar políticas relacionadas con la marihuana.

Los tres convenios de la ONU que regulan la producción, la posesión y el transporte de drogas son la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, el Convenio de 1971 sobre Sustancias Psicotrópicas y la Convención de las Naciones Unidas de 1988 contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas.

En Estados Unidos casi 150 millones de ciudadanos viven en estados donde la marihuana con fines medicinales ya es legal y poco más de 17 millones viven en estados donde ya se puede consumir con fines recreativos.

El debate sobre la despenalización de la marihuana a nivel nacional ha llegado para quedarse y para poner fin a una era prohibicionista de casi medio siglo. A pesar de que el consumo de la marihuana con fines medicinales o recreativos ha dejado de ser considerado un delito en casi la mitad del país, el cannabis aún sigue estando en la lista de sustancias peligrosas al lado de la heroína, el LSD, el peyote o el éxtasis.

El pasado jueves, la agencia antinarcóticos de EU (DEA, por sus siglas en inglés) recordó en su informe anual sobre la amenaza de las drogas que “la marihuana sigue siendo considerada como una droga ilegal bajo las leyes federales y a pesar de que diversos estados han aprobado leyes para permitir su consumo legal dentro de sus fronteras.

“Los concentrados de marihuana, con niveles de potencia que exceden en mucho las de las hojas de la marihuana, suponen un tema de creciente preocupación”, se asegura en el reporte de la DEA en alusión a las muchas variables que han surgido en el mercado pujante de la yerba en Estados Unidos.

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