Desde que tomó las riendas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el 2008, la corriente Nueva Izquierda ha tenido a cuestas crisis electorales internas severas, lo que le ha provocado una debacle electoral. En siete años de liderazgo, la corriente conocida como Los Chuchos ha dejado de gobernar casi 10 millones de ciudadanos, al perder presencia municipal y pasar de 410 municipios gobernados a 284.

Y de 101 diputados que logró en esta Legislatura, a partir de septiembre sólo tendrá 56 legisladores en la Cámara de Diputados.

Especialistas coinciden en que si el PRD no cambia su línea política, no tendrá un final feliz. José Antonio Crespo, especialista del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), dice que la ruptura de Andrés Manuel López Obrador provocó la caída en la votación.

Nueva Izquierda, bajo la batuta de Jesús Ortega, tomó el control de la presidencia del PRD en los años más rozagantes del partido. En las elecciones intermedias de 2003 contaban con 97 perredistas en la Cámara de Diputados. Tres años más tarde, en 2006, el partido se fortaleció por la presencia de Andrés Manuel López Obrador en las presidenciales y llegó a forjarse como la segunda fuerza partidista del país —después del PRI— con 123 diputados federales.

En las gubernaturas, Los Chuchos recibieron a un partido con mandatarios en el Distrito Federal, Zacatecas, Michoacán, Baja California Sur y Guerrero, Chiapas fue alianza. En el camino han perdido Zacatecas y Baja California Sur, y el 7 de junio fueron derrotados en Guerrero, aunque se contentan con recuperar Michoacán. En Puebla participan de una coalición con el PAN, al igual que en Oaxaca.

Un análisis de los resultados de la izquierda en México, elaborado por Ricardo Baptista, ex director de la Asociación de Autoridades Locales de México (AALMAC), indica que a nivel municipal —en 2008— los perredistas gobernaban más de 27 millones de personas a través de los 410 municipios que tenían bajo su control, es decir, 16% de las dos mil 461 localidades que conforman al país.

Desde entonces y bajo la batuta de Jesús Ortega, el PRD comenzó a ir en picada en las elecciones. Uno de los factores fue la crisis que dejó la confrontación de Ortega con Alejandro Encinas por la presidencia partidista en 2008, que propició que por primera vez en la historia del partido, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) interviniera en el pleito y fallara a favor del grupo hegemónico.

La división del partido de izquierda se vio reflejada en la que fuera la primera elección intermedia de 2009 bajo el control de Nueva Izquierda. En esos comicios, de los 123 diputados federales que habían logrado en la presidencial de 2006, los perredistas únicamente conservaron 63 curules en San Lázaro y fueron desbancados a la tercera fuerza política.

A nivel municipal, en ese mismo año, el PRD perdió nueve millones de pobladores gobernados al sólo mantener las alcaldías de 313 localidades del país, es decir casi un centenar menos que un año atrás.

Años más tarde, Jesús Ortega, quien ahora es dirigente nacional de Los Chuchos, dice que en los últimos años ha habido cierta autocomplacencia en los errores que han cometido como dirigentes del PRD.

“Hemos dejado de ser vanguardia en la renovación del pensamiento, si somos la primera minoría, deberíamos de ser la corriente que innovara en el pensamiento y en las ideas. Pero hemos sido autocomplacientes con errores de nosotros mismos o de compañeros de nuestra corriente, que cometen fallas y no corregimos a tiempo”, declaró.

En la debacle, López Obrador renuncia

El 21 de marzo de 2011, otro miembro de Los Chuchos, Jesús Zambrano, ganó la interna con el bloque de Alternativa Democrática Nacional (ADN) y Foro Nuevo Sol (FNS) que también le dieron el respaldo.

El 1 de julio de 2012, con el arrastre del tabasqueño, el perredismo aliado al Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano alcanzó una votación que ningún partido de izquierda había tenido en su historia: 15.8 millones de votos. El histórico logro no alcanzó para derrotar a Enrique Peña Nieto, aunque sí su lugar como segunda fuerza en la Cámara de Diputados, con 100 curules en San Lázaro.

Sin embargo, en el panorama municipal, según los datos de la AALMAC, no es tan sobresaliente, pues únicamente pudieron gobernar 345 localidades.

Tras su segunda derrota en la presidencial y con una pelea interna con Nueva Izquierda a cuestas y el rechazo al Pacto por México, López Obrador decidió renunciar al PRD para comenzar el camino y fundar el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Esta fue la primera de muchas renuncias que en años subsecuentes registraría el PRD. Desde octubre de 2014, cuando Carlos Navarrete asumió la presidencia, renunciaron al menos 28 dirigentes y fundadores perredistas, entre ellos Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard y los senadores Mario Delgado y Alejandro Encinas.

Un panorama poco alentador

En las elecciones del pasado 7 de junio, el PRD tuvo resultados poco alentadores bajo la conducción de otro miembro de Los Chuchos, Carlos Navarrete Ruiz.

Apenas alcanzaron 56 curules en San Lázaro y en lo local, según el análisis de la AALMAC, sólo tienen 284 municipios gobernados con menos de 17.2 millones de población bajo su mando, lo que se traduce en 10 millones de pobladores gobernados menos que en 2008.

José Antonio Crespo reconoce que no le pintan bien las cosas al PRD en el futuro, pues no tiene candidatos fuertes a la presidencia en 2018 ni para el gobierno del Distrito Federal. “Este golpe puede mantenerlo muy bajo”, dijo.

Jorge Chabat opina que el PRD quedará reducido a un partido “mediano”, con votación no de un partido grande. “Creo que se va a mantener como un partido, quizá no de los grandes, sino como un partido mediano, con una votación probablemente alrededor de 10%, pero difícilmente va a alcanzar más allá del 20%”.

René Bejarano, dirigente de la corriente Izquierda Democrática Nacional, opina que “la caída del PRD en esta elección no es gratuita, se han conjugado una serie de factores desde diciembre del 2012 que han llevado a esta resultado”, entre ellos el Pacto por México.

El líder de Nueva Izquierda, Jesús Ortega, acepta que hay errores para mantener la dirigencia nacional y que no han “podido ser eficientes en la comunicación política hacía la sociedad”. Sin embargo, concluye, también han tenido resultados favorables para el partido.

Carlos Sotelo, líder de la corriente Patria Digna, dijo que el del 7 de junio "fue el peor resultado del PRD desde su fundación" hace 26 años.

“Primero vino la escisión y luego el colapso electoral”, dijo Pablo Gómez, ex presidente del sol azteca.

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