La noticia de este proceso electoral es Morena. Los niveles de votación alcanzados son históricos para una fuerza emergente. Tradicionalmente las fuerzas políticas de nueva creación en su primer incursión electoral basan su lucha en mantener el registro. En cambio, el partido que encabeza López Obrador nace disputando el espacio a los partidos tradicionales que cuentan con años de organización, prerrogativas millonarias y un foro importante en los medios de comunicación.

Morena, con menos de un año de haber conseguido el registro, casi sin dinero, sin despliegue de propaganda y con una exposición mediática más que modesta, nace siendo la primer fuerza política en el DF y con una importante votación en todos los estados de la República.

Estos resultados son la muestra palpable de que la participación de la ciudadanía puede alterar el mapa político del país y que en esta ocasión la gente protestó contra

Peña Nieto votando por Morena. Esta elección muestra de forma nítida cómo la gente salió a las urnas a castigar la actuación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que en el presente sexenio se entregó al PRI y a Peña Nieto y que en la capital del país implementó políticas públicas como el aumento al precio del boleto del Metro y el doble Hoy No Circula.

Los ciudadanos, con el sentido de su voto, confirmaron lo que venía sosteniendo Morena: la existencia de una oposición de izquierda es necesaria y ese lugar lo ocupa hoy esta nueva formación política ya que el PRD decidió abandonar a sus electores tradicionales y volcarse a la derecha junto con el PRI, el PAN y el Verde.

No obstante, la del PRD no es la única desgracia. Aunque se diga lo contrario, el otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI) muestra una imagen lastimera prendido del Verde para poder lograr una mayoría en la Cámara. La de este proceso electoral es una de las votaciones más bajas en la historia del tricolor.

No obstante, es importante destacar que este proceso electoral estuvo marcado por la nulidad de las instancias electorales, los excesos impunes del Verde, así como las trapacerías de los gobiernos del PRI y el PRD que de manera descarada intervinieron en el proceso electoral.

Aunque se arrojen triunfos para la oposición estamos muy lejos de tener comicios limpios. Ese es un dato importante. Morena y la gente pudieron superar el fraude instrumentado en el DF pero los triunfos del movimiento, los reconocidos y los que pelearemos, no borran los agravios del GDF y el PRD contra la libertad de elección de la ciudadanía.

Por primera vez en mucho tiempo la ciudad volvió a ser escenario de actos de defraudación electoral. Esa es una mancha difícil de borrar. Si lo dudan, que los perredistas le pregunten a Calderón que aún hoy no se puede recuperar del agravio a la ciudadanía con el que robó la Presidencia.

Por lo demás, el futuro de Morena está en el 2018. Desde su fundación, Morena dejó muy claro que su objetivo no es tener unos cuantos legisladores, otros presidentes municipales o delegados y algunos gobernadores. El objetivo de este partido es transformar al país. Los resultados de este proceso son la plataforma para lo que viene. Este es el nacimiento de la nueva mayoría que transformará al país.

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