Washington.— Las ciudades más pobladas de Estados Unidos y decenas de sus universidades se han rebelado contra el presidente Donald Trump y se niegan a ayudarle a ejecutar redadas masivas contra los inmigrantes indocumentados para expulsarlos del país.

La reacción de la comunidad educativa y de las tres urbes más pobladas de EU —Chicago, Nueva York y Los Ángeles— se produce después de que Trump firmara el miércoles una orden ejecutiva para retirar fondos federales a las llamadas ciudades santuarios, que protegen de la deportación a los indocumentados.

“Los educadores nos hemos movilizado porque hemos visto el mérito de esta gente”, dijo la presidenta de la Universidad de California, Janet Napolitano.

Como decenas de presidentes de universidades de EU, Napolitano se ha comprometido a no comunicar al gobierno de Trump el estatus migratorio de sus estudiantes para evitar que sean identificados. Además, defendió el programa DACA, que Trump quiere eliminar.

La resistencia local ha estado liderada por los alcaldes del Partido Demócrata de las grandes ciudades del país.

El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, prometió ayer que “desafiará en los tribunales” cualquier medida que Trump tome para retirar fondos federales a las ciudades santuario.

En una entrevista en la radio pública de Nueva York, Bill de Blasio argumentó que en las ciudades santuario hay menores tasas de criminalidad que en aquellas urbes donde las fuerzas locales informan al gobierno del estatus migratorio de sus detenidos para facilitar la deportación de indocumentados.

“Parte de la razón por la que nos hemos convertido en la ciudad más segura de EU es porque no hemos creado un ambiente en el que la comunidad inmigrante siente miedo a la policía”, dijo de Blasio.

Los alcaldes de Chicago,
Rahm Emanuel, y de Los Ángeles, Eric Garcetti, también han renovado en estos días su compromiso para luchar contra la hostilidad de Trump y continuar siendo ciudades santuario, definición bajo la que se incluyen cientos de urbes y condados.

No obstante, en el frente opuesto están algunas universidades y condados que en los últimos días se han comprometido a trabajar con Trump para facilitar las redadas.

El alcalde del condado de mayoría hispana Miami-Dade (Florida), el republicano Carlos Giménez, dijo el jueves que obedecerá a Trump y comenzará a detener a los indocumentados por infracciones administrativas, algo a lo que hasta ahora se negaba a hacer. Así, el condado se convirtió en el primero en abandonar su política de protección a indocumentados.

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