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GUADALAJARA, Jal.— Rosa Alicia Suárez camina entre los miles de personas que por la tarde del sábado abarrotan la avenida Chapultepec, de Guadalajara; va al frente de mujeres y niños que buscan entre la gente al resto del grupo con el que llegaron a la manifestación convocada por el Frente Unido por la Familia para protestar contra la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto para legalizar los matrimonios igualitarios.

“Somos 25, entre niños y adultos; venimos en familia desde Tonalá. Son como 45 minutos en camión hasta acá; de hecho, llenamos un camión, pero vale la pena, hay que luchar por nuestros derechos”, dice mientras avanza junto a las demás mujeres y algunos de los niños se cuelgan de sus brazos por que están cansados tras la caminata.

Son al menos tres las generaciones de esta familia las que marcharon desde la glorieta de La Minerva hasta la avenida Chapultepec y desde hace una semana se pusieron de acuerdo en la logística: “¿cómo venir a una manifestación por la familia si no es en familia?”, dice.

Van a prisa, ya saben dónde se encontrarán con la otra parte del grupo para emprender el regreso; la muchedumbre de esta calle empieza a ser una mezcla entre manifestantes vestidos de blanco y los jóvenes que cada fin de semana se citan en los bares de la zona.

Sin embargo, Rosa Alicia se detiene un poco y se da tiempo para hablar: “Estuvo muy bien la marcha porque debemos defender lo que creemos y yo creo que la familia es lo más importante; la familia es entre un hombre y una mujer”.

Desde que comenzaron a generarse en redes sociales mensajes contra la manifestación de este sábado, los organizadores pidieron a los asistentes evitar cualquier confrontación con personas ajenas a la movilización; sin embargo, los incidentes ocurrieron y en algunos puntos hubo pequeñas confrontaciones.

Antes de venir, tanto Rosa Alicia como su familia tenían en cuenta que algo así podía ocurrir y acordaron cómo reaccionar, no porque lo pidieran los organizadores, sino porque, dice, es convicción propia.

Después de reunirse con el resto de la familia, tendrán que caminar varias cuadras hasta la parada del autobús que los dejará en Tonalá. Mientras este grupo se abre camino entre la multitud, a su espalda, desde el templete, un aviso da cuenta de algo que podría parecer irónico: una madre ha extraviado a su hija.

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