Sus éxitos se miden por el triunfo electoral, por tocar los sentimientos de los ciudadanos o por las frases de campaña que perduran a través de los años. “¿Tú le crees a Madrazo?”, “Por México, primero los pobres”, “Valor y pasión por México”, por ejemplo.

Son los arquitectos de las campañas políticas. Se llaman consultores políticos, empresas nacionales e internacionales que en esta época electoral tienen un mercado cautivo en los partidos políticos, pero también trabajan para gobiernos y gobernantes, instituciones públicas y privadas, empresas y candidatos a puestos de elección popular.

Los consultores políticos van en busca de los mil 172 millones 863 mil pesos que reciben para gastos de campaña en este proceso electoral el PAN, PRI, PRD, PT, PVEM, Movimiento Ciudadano, Morena, Nueva Alianza, Partido Humanista y el Partido Encuentro Social.

Pese a esto, según datos del Instituto Nacional Electoral (INE), el tope de gastos de campaña para diputados federales es de 1.2 millones de pesos para una campaña de 60 días. El límite presupuestal para los gobernadores es de 30 millones de pesos y para legisladores locales el tope varía según la entidad.

Rumbo a junio se elegirán 500 diputados federales, además se renovarán nueve gubernaturas, más de 600 diputaciones locales en 17 entidades y mil ayuntamientos. Todo este paquete disputado por 10 partidos políticos.

La oferta de estas empresas pretende abarcar todos los campos desde la comunicación política, spots, manejo de crisis, imagen de los candidatos, manejo de medios, redes sociales (community manager), diseño de discurso político, grupos focales e investigación (encuestas), media training (entrenamiento de medios), relaciones públicas, así como otros servicios.

Entre los nombres de los más conocidos se encuentran Roberto Trad y José Ibinarriaga, creadores de El Instituto de Artes y Oficios para la Comunicación Estratégica.

Así como Carlos Mandujano, director general de Cuarto de Guerra, quien participó en la campaña del presidente de Ecuador, Rafael Correa, y formó una empresa consultora especializada en comunicación estratégica, política y social.

Ahora trabaja de la mano del PRD, donde halla a uno de sus clientes más importantes y lo ha encontrado también en otras elecciones.

Yago de Martha, consultor y entrenador en comunicación personal, persuasiva y oratoria. Se presenta como formador de directivos y portavoces, “preparador de candidatos políticos”. Uno más es Felipe Noguera, de Argentina, consultor especializado en marketing político en América Latina.

Aunque ellos son de los más conocidos, hay decenas de empresas que suelen surgir en etapas preelectorales para captar clientes, y buscarles llevar su campaña.

Algunos son encabezados por ex políticos que ya tuvieron cargos públicos o fueron congresistas y utilizan su experiencia para favorecer a sus clientes, muchos de ellos solamente trabajan para el partido al que pertenecen, sobre todo en el caso del PRI.

El bolsillo y los ”operadores”

Para estos expertos los costos de una campaña política son casi un secreto de Estado, que por cuestiones profesionales no revelan, pero de acuerdo con algunos asesores a los que se recurrió, los precios dependen de las necesidades de los clientes.

Así, sólo por asesoría un consultor puede cobrar de 200 a 300 mil pesos mensuales, pero si lo que se trata es de armar la estrategia y llevar la campaña, los precios pueden alcanzar de 30 mil a 50 mil dólares mensuales dependiendo del país.

Consultado por EL UNIVERSAL, uno de los dueños de las nuevas empresas de consultoría que surgieron en el actual proceso electoral explica que, por ejemplo, por hacer ganar a una diputada a la ALDF, cobrará aproximadamente un millón de pesos.

Algunos paquetes incluyen también la llamadad “operación política”.

Aunque el término “operación” es utilizado constantemente por los políticos, es un tema el cual todavía no se ha hecho del todo del conocimiento público.

¿Qué hace un operador político en una elección?, se le pregunta al empresario que apuesta a dejar su experiencia en las campañas.

“Busca a los líderes del distrito electoral por el que compite su cliente. Apalabra apoyos y el traslado de gente para que el día de la jornada electoral no le queden mal. Busca a los vecinos de la zona para recordarles que tienen que ir a votar, obviamente por el candidato al que le contrató”, añade.

En contraparte, debe también de cuidarse de la “operación” de su contrincante, que al igual contrata operadores para ello.

Cada político o dueño de un despacho de consultoría tiene su manera particular de “operar” en una elección.

Los hay desde los radicales, que incluyen prácticas que pueden ser delitos, como agredir o influir en el voto el día de la jornada electoral, hasta los que solamente se aseguran que sus probables electores se presenten en la casilla.

Estas prácticas no están exentas de la entrega posterior de dádivas o apoyos prometidos por el “operador político”, para asegurar el voto a favor de su cliente.

Táctica y estrategia

Alfredo Dávalos López, licenciado en Publicidad, graduado en el Instituto de Mercadotecnia y Publicidad de México, comenta:

“El principal trabajo de un consultor es entender la realidad y la coyuntura política, y con base en esos datos e investigaciones tiene que transformar esa investigación en una estrategia, en tácticas, acciones y en un mensaje para poder llegar a la gente a través de los medios de comunicación”, menciona.

Añade que en la consultoría política hay distintas especialidades. “En mi caso yo soy estratega, hay otros que se especializan en temas de investigación (encuestas y grupos de enfoque), hay especialistas en comunicación, en creatividad, en diseño de imagen y en entrenamiento para medios”, declara.

Aunque algunos consideran que los candidatos pueden ser tomados como una “marca” o “producto”, Dávalos difiere de ese concepto y explica que más allá de pensar en esa lógica se debe de entender que son personas, seres humanos que poseen defectos y también virtudes, cuyas fortalezas y debilidades son un factor del cual sacar provecho.

“Nosotros teníamos un candidato que con empresarios hablaba como Cantinflas, pero en la investigación descubrimos que era una fortaleza porque la hacía ver mucho más cercano a la gente, en vez de preocuparnos por su comunicación verbal y no verbal, hallamos una fortaleza”, agrega.

Negocio rentable

Dávalos, director del Instituto de Comunicación Política (ICP) de Ecuador y quien ha asesorado a más de 40 candidatos a senadores, diputados y alcaldes en nuestro país, explica que el mercado de la consultoría es creciente.

“En México en las pasadas elecciones hubo más de cinco mil candidatos, hoy vivimos un mercado muy rentable, donde se requieren consultores, porque ahora las campañas políticas son mucho más competitivas y más técnicas, donde se necesita mayor precisión para llegar a los electores”, comenta.

Para Francisco Abundis, director asociado de Parametría, su principal labor es conocer la imagen de las instituciones o personas por medio de los productos o servicios que ofrece una institución y las demandas de una población específica

Abundis, quien se ha desempeñado como asesor del gobierno federal, gobiernos locales, partidos políticos y organizaciones internacionales, dice que es muy difícil señalar el valor del mercado de la consultoría política porque buena parte de ella pasa por empresas privadas y no son datos públicos.

Experto en estudios de opinión, considera que México es un país muy rentable para los consultores. “Tenemos muchos colegas españoles, colombianos y argentinos y si no fuera negocio no estarían aquí. Somos el país de habla hispana más grande del mundo con 120 millones de habitantes y tenemos campañas de manera frecuente, a diferencia de otros países hay financiamiento público y privado, México como país es un mercado boyante”.

Señala que en los sondeos de opinión son escenciales para una campaña, pues aportan información de cómo se debe corregir una estrategia o posicionar un mensaje de gobierno.

“En ocasiones no se trata de sólo elecciones, hay algunas donde el gobierno es el que está de por medio, puede haber crisis de imagen, donde tener una medición de lo que conoce y piensa la gente es fundamental, para ver qué mensaje vas a usar”, indica.

Los riesgos del oficio

Dávalos menciona que “dependiendo del sapo es la pedrada”, porque en algunos casos la consultoría se puede cobrar muy bien, pero en otros, no es así.

“Nosotros hemos tenido experiencias favorables y negativas, yo lo que hago es hacer un contrato que se me pague la mitad al arranque de la campaña y el resto 15 días antes de terminar. Si ganaron, pues la pachanga. Si perdieron, pues fue culpa del consultor, hay que entender que no todas las campañas son para ganar”.

Abundis coincide en que es muy frecuente que los “clientes” no paguen cuando no ganan o cierta información que proporcionan les llega a causar molestia.

“Es muy frecuente que no te paguen cuando un candidato pierde o no le gusta un dato. Aquí no hay primas, nosotros simplemente tenemos la encomienda de ir, medir y reflejar, y eso no tiene ningún premio extra por hacerlo bien, en el campo investigación de la investigación no hay razón para ningún bono extra”.

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