El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, aseguró ayer que va a perseguir duramente las filtraciones de información en el gobierno y que, en lo que va de año, se han presentado cargos contra cuatro personas por ese motivo.

En una rueda de prensa con el director Nacional de Inteligencia, Dan Coats, Sessions aseguró que desde enero el Departamento de Justicia ha “triplicado el número de investigaciones activas de filtraciones” y ha presentado cargos contra “cuatro personas” por revelar sin autorización información clasificada. “Tengo una advertencia para los filtradores: no lo hagan”, indicó Sessions.

El fiscal general pidió a todas las agencias del gobierno y al Congreso que tomen medidas para que sus empleados no filtren a la prensa informaciones clasificadas. Tanto Sessions como Coats afirmaron que las filtraciones son graves, dañan la seguridad nacional y ponen en riesgo a los estadounidenses.

“Toda revelación fuera de los canales autorizados es una ofensa criminal”, aseveró Coats, quien prometió que se identificará a los informadores, se pedirá al FBI que los investigue y se presentarán cargos penales contra ellos.

La Casa Blanca no descartó el uso de polígrafos para averiguar quiénes son los responsables de las continuas filtraciones. “Es más fácil descubrir quién está filtrando de lo que los propios responsables se creen”, dijo Kellyanne Conway, asesora presidencial, en una entrevista en el programa Fox & Friends. Conway señaló: “Podemos o no usar” polígrafos, conocidos popularmente como detectores de mentiras, para frenar estas prácticas y desalentar potenciales filtraciones.

Desde la llegada al poder de Trump, las filtraciones de información desde el Ejecutivo se han transmitido sin cesar a la prensa. La más reciente fue el miércoles cuando The Washington Post publicó el contenido íntegro de sendas conversaciones de Trump con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y el premier australiano, Malcolm Turnbull. Las filtraciones más sonadas son las de los contactos de miembros del equipo presidencial con funcionarios del gobierno ruso, acusado de intervenir en los comicios de 2016 en EU.

Sobre este tema, el diario The New York Times reveló ayer, citando como fuente a personas enteradas del tema, que los investigadores que trabajan para el fiscal a cargo de las indagatorias de la trama rusa, Robert S. Mueller III, pidieron recientemente a la Casa Blanca documentos relacionados con el ex asesor de Seguridad Nacional, Michael T. Flynn, y han interrogado a testigos acerca de si éste recibió algún pago secreto por parte del gobierno turco durante los últimos meses de la campaña presidencial del año pasado en EU.

La noticia de que las pesquisas del Rusiagate han adquirido entidad suficiente como para merecer la formación de un gran jurado, dificulta a Trump despedir a Mueller. Con Sessions, inhibido de la trama rusa, el magnate necesitaría que el vicefiscal general, Rod Rosenstein, ejecutara el despido, algo que éste ya ha dicho que no hará sin causa justificada.

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