El 2016 marca un nuevo año lúgubre para el clima con nuevos récords de temperaturas y aumento sin precedentes del nivel de los océanos y de las emisiones de gases de efecto invernadero , según un estudio de referencia divulgado este jueves.

Reducción récord de los hielos polares, inundaciones, sequías, aumento de las olas de calor... el último informe anual del “Estado del clima” ofrece un retrato sombrío de nuestro planeta por segundo año consecutivo, en que la temperatura global ha batido récords desde el comienzo de los relevamientos en 1880.

“Los récords de calor del año pasado son producto de la influencia combinada de las tendencias del calentamiento global a largo plazo y un fuerte El Niño a principios del año”, la corriente caliente ecuatorial del Pacífico, explica el informe publicado el jueves por la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) y la Sociedad Meteorológica Estadounidense (AMS).

El documento de 300 páginas que reúne contribuciones de cerca de 500 científicos de más de 60 países, muestra claramente que los principales indicadores del cambio climático siguen reflejando las tendencias de acuerdo a una intensificación del calentamiento del planeta.

Aunque no han sido incluidos en el informe, los primeros seis meses de 2017 también han estado entre los más calurosos registrados desde 1880, según la NOAA.

El informe ve la luz una semana después de que Estados Unidos formalizó ante la Organización de Naciones Unidas su decisión de abandonar el acuerdo de París firmado en 2015 por 195 países.

El presidente Donald Trump consideró el acuerdo “nefasto para la economía estadounidense”.

Varios indicadores clave como las temperaturas en la superficie de la Tierra , el nivel de los océanos y la emisión de gases de efecto invernadero en la atmósfera han superado los niveles récords que ya se habían alcanzado en 2015. En 2016, las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) alcanzaron 402.9 partes por millón (ppm), superando por primera vez las 400 ppm en la historia moderna y en los relevamientos de glaciares que datan de hasta 800 mil años.

Varios países, entre ellos México e India, registraron temperaturas anuales récord en 2016.

Una ola de calor de una semana en la península india, con temperaturas que llegaron a 44ºC, provocó más de 300 muertes y una escasez de agua que afectó a 330 millones de personas.

En el Ártico, la región más sensible al calentamiento, la temperatura promedio en la superficie el año pasado se situó dos grados por encima del promedio de 1981-2010, batiendo todos los récords.

Al final del invierno en marzo, la extensión máxima de hielos árticos fue la más baja en 37 años de observaciones satelitales.

En la Antártida, esta extensión fue también muy inferior que el promedio del periodo 1981-2010.

En lo que respecta a la temperatura global de los océanos, también fue la más alta (+0,1°C) que la tendencia de 1950 a 2016, precisó el informe.

El derretimiento de los hielos marinos y los casquetes polares elevó el nivel del mar a un nuevo récord, 82 milímetros por encima de la media registrada en 1993.

En las regiones ecuatoriales se produjeron 93 tormentas tropicales el año pasado, más que las 82 en promedio entre 1981 y 2010 pero menos que las 101 que hubo en 2015.

“El cambio climático es uno de los problemas más acuciantes de la humanidad y la vida sobre la Tierra”, escribieron los autores de este informe de referencia, disponible en internet.

Otro informe, difundido por la revista científica Science, señaló que el momento del año en el que ocurren las inundaciones en Europa ha cambiado, con el desbordamiento anticipado de ríos o la demora de ese fenómeno en diferentes partes del Viejo Continente.

La investigación se basa en un análisis novedoso: examinar los patrones de los últimos 50 años en distintas regiones del continente y los vincula con los efectos del cambio climático.

Los resultados de la investigación realizada por un equipo internacional muestran que, en las regiones del oeste y del noreste del continente, los ríos comienzan a desbordar en forma anticipada, mientras que la temporada de inundaciones fluviales se demora alrededor del mar del Norte y en zonas de la costa mediterránea.

El estudio fue realizado por un equipo internacional de investigadores que se concentró en analizar el momento del año en el que ocurren las inundaciones, a diferencia de trabajos anteriores enfocados en la magnitud de los desbordes.

“Como las inundaciones también son producidas por los cambios en el uso de la tierra, como la deforestación, y en los cauces de los ríos, es difícil aislar los efectos del cambio climático si uno mira la magnitud de estos desbordes, que es lo que los investigadores han hecho antes”, explicó en una teleconferencia Günter Blöschl, uno de los autores del estudio.

El equipo de investigación compiló un conjunto de datos único de 4 mil 262 estaciones hidrométricas de Europa, que midieron los niveles del agua de 38 países europeos entre 1960 y 2010.

“Es, de lejos, el conjunto de datos más completo que se haya compilado en Europa, lo que nos permitió ver patrones de los cambios en las inundaciones a escala continental”, aseguró Blöschl.

El equipo observó que efectivamente la temporada de inundaciones cambió en los últimos 50 años, pero este fenómeno se expresó de distintas formas en cada región, porque la temporada siempre varía según la zona de Europa. Por ejemplo, en el noroeste del continente y en la zona del Mediterráneo suele suceder en invierno, cuando se combinan una menor evaporación e intensas precipitaciones, pero en el noreste ocurre en primavera, cuando empieza a derretirse la nieve del invierno.

Según los resultados del análisis, en esa zona más del 80% de las estaciones de medición mostraron que las inundaciones estaban comenzando antes.

Distinto es el efecto observado en la zona occidental ubicada junto al Atlántico Norte, desde el noroeste de la península ibérica hasta el Reino Unido, en la que las inundaciones ocurren en invierno. Allí, en una región en la que las fuertes lluvias son la principal causa de los desbordes, 50% de las estaciones relevadas mostró que el inicio de la temporada se había adelantado al menos 15 días.

“Nuestro estudio aporta pruebas de tendencias vinculadas con el clima en el noroeste de Europa. Estas tendencias son consistentes con el calentamiento global inducido por el ser humano, pero no es posible atribuir estos cambios de forma concluyente”, advirtió Jamie Hannaford, del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido.

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