El Senado de Estados Unidos aprobó ayer un paquete de sanciones contra Rusia por su presunta intervención en la última elección presidencial y ahora el presidente Donald Trump debe decidir si apoya o veta las medidas.

El texto fue denunciado por Moscú y criticado por la Unión Europea, ya que permite penalizar a empresas europeas. La iniciativa también pone nuevas sanciones a Irán, por terrorismo, y a Corea del Norte, por sus recientes ensayos nucleares.

Los legisladores estadounidenses buscan represalias contra Rusia, tras una presunta operación de desinformación y de pirateo atribuida a Moscú durante la campaña presidencial de Estados Unidos de 2016, además de la anexión de Crimea y las injerencias en Ucrania, que suponen otros motivos de castigo.

El proyecto también propone sancionar a rusos implicados en violaciones de derechos humanos, responsables de ciberataques e individuos que hayan suministrado armas al gobierno de Siria.

El consenso es casi total en el Congreso, donde Moscú tiene amigos contados con los dedos de una mano. Ayer, la aprobación en el Senado fue de 98 votos contra dos, mientras que el martes la Cámara de Representantes aprobó la iniciativa por 419 votos contra tres.

Trump intenta desde su elección mejorar las relaciones con Rusia, para disgusto de muchos legisladores, que ven en Moscú un adversario más que un socio, y podría vetar el texto, pero sería una solución de corto plazo con un alto costo político.

Bastaría con que el Congreso volviera a votar el texto con una mayoría de dos tercios para levantar el veto de Trump. En general, los presidentes evitan esta humillación optando por un respaldo tardío a la legislación.

El texto también prevé un mecanismo sin precedentes que desagrada a la Casa Blanca: los legisladores pueden arrogarse el derecho de intervenir si en algún momento Trump decide suspender las sanciones existentes contra Rusia.

Al respecto, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo ayer —antes de la votación— que Trump espera a recibir la propuesta para tomar una decisión.

“Vamos a esperar y ver el proyecto final, y tomaremos una decisión en ese punto”, afirmó Sanders.

El flamante director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, insinuó, sin embargo, que Trump podría vetar la propuesta para promover algo “más duro”.


Putin responde. Esta iniciativa del Congreso cae muy mal en Rusia y este jueves el presidente Vladimir Putin afirmó que su país respondería a la “insolencia” de Estados Unidos, en tanto denunció también “el aumento de la histeria antirusa” en Washington.

“Como saben, estamos ejercitando la contención y la paciencia, pero en algún momento tendremos que tomar represalias. Es imposible tolerar por siempre esta grosería hacia nuestro país”, comentó Putin durante una gira en Finlandia.

“¿Cuándo será nuestra respuesta? ¿Cómo será? Eso dependerá de la versión final del proyecto”, agregó.

Putin aseguró que esto es un intento de Washington de usar sus “ventajas geopolíticas (...) para salvaguardar sus intereses económicos a expensas de sus aliados”.

El miércoles fue la Unión Europea la que advirtió a EU, temiendo que sus sanciones penalicen a las empresas energéticas europeas, amenacen el abastecimiento europeo de energía y dividan aun más a Occidente.

Esta medida unilateral fisura la unidad exhibida entre EU y la Unión Europea ante Rusia tras la anexión de Crimea en 2014, ya que hasta ahora el régimen de sanciones contra Moscú era en una postura común.

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