Al anochecer, lucen aún más los motores de autos bañados en pintura dorada , con incrustaciones de piedras preciosas sobre los tableros, con rines que sueltan destellos al reflejar el más pequeño rayo de luz. Sólo que aquí no hay escoltas ni policías que resguarden a sus dueños.

Es el estacionamiento del “ Mall de Dubái ”, el más grande y lujoso del mundo, donde se encuentra la puerta de entrada al Burj Khalifa, el rascacielos más alto del mundo, donde se mezclan a cada metro de cemento la más antigua tradición del mundo árabe y el canto del Islam con la modernidad y el lujo.

En este centro comercial de Dubái --que de acuerdo con funcionarios del gobierno de los Emiratos Arabes Unidos cuesta más de 20 mil millones de dólares-- están las mismas tiendas y las marcas exclusivas que se pueden encontrar en París, Roma, Nueva York, Londres, Madrid, Tokio, Buenos Aires o la Ciudad de México.

Sin embargo, cuando el visitante camina por este lugar aprecia una diferencia en cada aparador y mostrador: se ven los mismos productos pero con incrustaciones, placas o detalles de oro como parte de ese “valor agregado” que dispara sus precios al cielo.

A este lugar, en enero de 2016, Mohamed bin Rashid Al Maktum, primer ministro y vicepresidente de los Emiratos Árabes Unidos, que a su vez es el gobernador de Dubái, invitaba a los dignatarios a recorrer parte de los más de 500 mil metros cuadrados de negocios y maravillarse con la riqueza desbordada.

Ahí, en su estacionamiento se escuchan rugir por igual los motores de autos Porsche y Ferrari, algunos bañados en pintura de oro. También las máquinas de algunos BMW de lujo, colocados en un bajo puente, habilitado como vehículo de la policía de Dubai.

Al pie del Burj Khalifa se encuentran las Fuentes Danzantes de Dubái. Se escucha una canción del español Enrique Iglesias, “Héroe”. Este centro comercial es el hogar del Acuario de Dubái, que tiene una pared de cristal de más de 15 metros de alto por 50 de largo.

El centro comercial de Dubái desarrollaba una ampliación que en breve lo hará cinco veces más grande, lujoso y desbordante. En tanto los autos de lujo, con detalles de oro y piedras preciosas, siguen en los estacionamientos.

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