La cuenta regresiva comenzó en Venezuela, que entra en una semana crucial para la elección, el próximo domingo, de la polémica Asamblea Constituyente impulsada por el presidente Nicolás Maduro para reformar la Carta Magna del país. La oposición llamó ayer a un “boicot” contra esa iniciativa, al reiterar su llamado a una huelga de 48 horas y a una “gran marcha” en Caracas. Mientras que la fiscal general, Luisa Ortega, asegura que el proceso debe ser “convocado por el pueblo”.

“No es momento de rendirse ni de asustarse. Estamos en las horas decisivas y definitorias para el futuro del país”, dijo Freddy Guevara, vicepresidente del Parlamento, en representación de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Redoblando la presión en la recta final de su ofensiva contra la Asamblea Nacional Constituyente, la oposición convocó a un paro de 48 horas el miércoles y jueves, tras haber realizado la semana pasada una huelga de 24 horas que estimó exitosa.

La MUD convocó además a una gran marcha en Caracas el viernes, en el último intento por hacer que Maduro desista de realizar la elección de los 545 asambleístas de la Constituyente. Es “un boicot cívico, sin armas, sin violencia, pero con determinación. Que nadie crea que nos vamos a dejar esclavizar sin pelear”, agregó.

“Que le quede claro a Maduro y a la Fuerza Armada que no nos vamos a calar [aguantar], que no vamos a permitir, que se imponga un fraude constituyente contra el pueblo”, aseguró Guevara.

La fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, reiteró en entrevista a Univision que “de acuerdo con la Constitución” vigente, el proceso constituyente impulsado por Maduro “debe ser convocado por el pueblo”.

“Lamentablemente la convocatoria no se ha consultado al pueblo, y la misma tiene un rechazo de casi 90% por parte de los ciudadanos que están descontentos”, informó la Fiscalía.

El ministro venezolano de Defensa, Vladimir Padrino, advirtió ayer que habrá reacciones del gobierno a las movilizaciones de la oposición.

En Twitter indicó que “convocar movilizaciones partidistas a estos centros electorales no es más que un acto de provocación de impredecibles consecuencias”.

El presidente Maduro enfrenta, además, una creciente presión internacional, que incluye amenazas de sanciones económicas del presidente estadounidense, Donald Trump, y llamados de gobiernos de América Latina y Europa para que desista de la Constituyente.

Sin embargo, el mandatario está decidido a sacar adelante su proyecto contra viento y marea. “Estamos apenas a una semana de la gran victoria de la Asamblea Nacional Constituyente y se escucha el rumor de la alegría de un pueblo que quiere paz y que va a derrotar las amenazas del fascismo”, afirmó.

“Yo le exijo a la oposición que tenga un poquito de honor y que respete el derecho del pueblo a votar libremente (...) sin violencia. Se lo exijo a toda la dirigencia de la oposición”, dijo en su programa semanal.

El presidente consideró ayer que la salida de Sean Spicer como portavoz de la Casa Blanca tiene relación con un comunicado en el que pidió a Maduro suspender la elección Constituyente. “Tengo mis datos por ahí, lo intuyo porque fue un comunicado insólito, mal redactado (...) lo que se puede llamar en español una barrabasada política”, dijo.

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