La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos comenzó calladamente en un área del sureste de Texas los preparativos para construir el primer tramo del muro fronterizo de la administración del presidente Donald Trump, de acuerdo con el semanario Texas Observer.

La publicación informó que la primera sección del muro fronterizo sería construida a lo largo del Refugio de Vida Silvestre Santa Ana, al sureste de McAllen, una zona en la frontera con México designada desde 1943 para la protección de aves migratorias.

Funcionarios federales informaron al Texas Observer que el muro consistiría en una pared de 5.4 metros de altura que se extendería 4.8 kilómetros a lo largo del refugio de vida silvestre. El plan requeriría la construcción de una carretera a un lado del muro, así como la limpieza de la tierra a ambos lados de la estructura. Tal construcción “destruiría esencialmente el refugio”, reconoció un funcionario en entrevista con el semanario.

El Congreso de Estados Unidos sigue debatiendo el financiamiento para el muro, pero un funcionario federal indicó al Texas Observer que los fondos podrían ser transferidos desde el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para pagar por la construcción en el refugio. La edificación en esa zona podría comenzar tan pronto como el invierno de 2018.

El Refugio de Vida Silvestre de Santa Ana, ha ido escogido para ser el de la primera sección de la valla fronteriza debido a que el gobierno federal ya posee la tierra, y por lo tanto no tendrá que lidiar con temas de propiedad privada, explicó uno de los funcionarios.

Se estima que una buena parte de los miles de millones de dólares que costaría construir el muro a lo largo de la frontera con México estaría destinado a sufragar el valor de la tierra en esa área, perteneciente a particulares. El congresista federal demócrata Filemón Vela, quien representa el área de Brownsville, dijo que junto con el congresista Bennie Thompson, el demócrata de más alto rango en el Comité de la Cámara de Seguridad Nacional, solicitaron información a la CBP sobre el asunto.

“Vamos a llegar a un plan y hacer todo lo posible para detenerlo”, dijo Vela al Texas Observer.

“El Valle del Río Grande ya no es el Texas rural. Es una metrópolis de 1.2 millones de personas en este lado del río y 2 millones en el otro lado. Estos refugios son sagrados desde el punto de vista ambiental. Hay tan poca tierra protegida y tenemos que hacer todo lo que podamos para salvarla”, indicó.

En tanto, el presidente del sindicato de la Patrulla Fronteriza, Brandon Judd, calificó ayer de “milagrosa” la caída en el número de detenciones de inmigrantes en la frontera con México gracias a la retórica de Trump.

En entrevista con la cadena pública C-SPAN, Judd, aseguró que “tras seis meses [de presidencia de Trump], donde se están cumpliendo esas promesas, estamos viendo nada menos que milagros”.

“Vista la retórica que el presidente Trump ha tenido, ha hecho que el número de cruces fronterizos ilegales haya bajado. Nunca hemos visto un descenso como el actual”, dijo Judd.

Las detenciones en la frontera, que son consideradas como el mejor termómetro del cruce de indocumentados a EU, han caído más de 50% este año, en comparación con 2016. De acuerdo con datos de la Oficina de Inmigración y Aduanas (CBP), las aprensiones en la línea fronteriza registraron una disminución de 53% en junio pasado en comparación con el mismo mes de 2016. Expertos han bautizado el fenómeno como el “efecto Trump” y consideran que la retórica del mandatario intimidó a los inmigrantes. Agencias

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