Tres árabes israelíes mataron este viernes a tiros a dos policías en la Ciudad vieja de Jerusalén, antes de ser perseguidos y abatidos en la Explanada de las Mezquitas, en uno de los más graves incidentes en este sector clave del conflicto israelo-palestino.

Esta explanada, tercer lugar santo del islam, situada en Jerusalén este —anexionada y ocupada por Israel— fue cerrada tras el ataque. La policía anunció también que las oraciones del viernes no se celebrarían.

Horas más tarde, la policía israelí detuvo al muftí de Jerusalén, el líder religioso musulmán Mohamed Husein, a quien liberó poco después.

Uno de sus hijos, Ahmad, explicó que su padre había sido interrogado por la policía respecto a su llamamiento a los musulmanes a acudir a Jerusalén en protesta por el cierre de la explanada, un acto que los agentes “calificaron de incitación al odio”.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció en un comunicado que la Explanada de las Mezquitas permanecerá cerrada al menos hasta el domingo.

Para evitar un recrudecimiento de las tensiones, Netanyahu y el presidente palestino, Mahmud Abbas, conversaron por teléfono, un hecho inusual tras la suspensión de las negociaciones de paz en 2014. Abbas condenó el incidente y expresó “su rechazo a todo acto de violencia”, mientras que Netanyahu “hizo un llamado a la calma”.

El líder palestino alertó además de las consecuencias de cerrar la explanada. Los fieles musulmanes oraron en la calle, en las inmediaciones de la ciudad amurallada, ante la imposibilidad de acceder a ella porque los accesos quedaron bloqueados por las fuerzas de seguridad israelíes tras el incidente. El jeque Omar Kiswani, director de la Mezquita de Al Aqsa, dijo a EFE que es la primera vez que se decreta una prohibición de este tipo en viernes de rezo.

En ese contexto, el secretario general de la ONU, António Guterres, alertó sobre un posible estallido de violencia. Tras condenar el ataque, pidió a todos que actuaran “de forma responsable para evitar una escalada”.

Es el primer ataque de tal magnitud con arma de fuego desde hace años dentro la Ciudad vieja, subrayaron comentaristas. Los últimos 20 meses han estado marcados por ataques con arma blanca cometidos por palestinos que, en general, actuaban en solitario.

Los dos policías habían sido heridos de gravedad y fallecieron poco después del ataque, mientras que un tercer policía fue herido levemente, señaló la policía. Los policías muertos, Hail Satawi, de 30 años, y Kamil Shanan, de 22, formaban parte de la minoría árabe drusa de Israel, muy presente en la policía y el ejército.

Según la policía y el Shin Bet, el servicio de seguridad interior de Israel, los tres atacantes también eran árabes israelíes, oriundos de la ciudad de Um el Fahm (norte). Fueron identificados como Mohamed y Mfadal Jabarin (ambos de 29 años), y Abdel Latif Jabarin (de 19 años).

Hacia las 07:00 horas locales abrieron fuego contra los policías cerca de una puerta del casco antiguo de Jerusalén y luego huyeron hacia la Explanada de las Mezquitas, donde fueron alcanzados por las fuerzas de seguridad, que los abatieron, según la policía. El ministro de Seguridad Pública israelí, Gilad Erdan, acudió al lugar y calificó el ataque de “acontecimiento extremadamente grave” que obliga a reevaluar “todas las disposiciones de seguridad”.

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