Una nueva ronda de negociaciones de paz sobre el conflicto sirio comenzó ayer en Ginebra con cierto optimismo por parte de la ONU, que auspicia el diálogo. Mientras que Rusia indicó que busca ampliar la creación de zonas de seguridad en ese país.

Esta es la séptima ronda de negociaciones bajo la dirección del actual enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, quien dejó claro que si bien no espera “ningún avance significativo” en Ginebra esta semana, el contexto de trabajo es mucho más positivo.

Argumentó que lo que se consiga con las conversaciones que mantenga de forma separada con los representantes internacionales, como Bashar al Yafari, negociador jefe del gobierno del presidente sirio, Bashar al-Asad, será un “progreso gradual” que podrá ser usado “cuando llegue el momento adecuado”.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, destacó el acuerdo alcanzado en torno a Siria, y dijo que se trata de un “paso significativo” para reducir la violencia en ese país y para que pueda llegar más ayuda humanitaria.

Señaló que los esfuerzos de la comunidad internacional para ayudar a los refugiados sirios deben continuar más allá de estos avances, hasta que las condiciones en su país de origen les permitan un regreso “seguro y digno” a su hogar.

El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, dijo estar dispuesto a trabajar con Estados Unidos tras el nuevo alto el fuego acordado para el suroeste de Siria. “Las puertas están abiertas para nuestra cooperación en la creación de zonas de seguridad”, indicó.

El ministro manifestó la esperanza de que las zonas de seguridad centren la agenda de las negociaciones de paz que se están llevando a cabo sobre Siria.

En mayo pasado, Rusia e Irán, como aliados del gobierno de Damasco, así como Turquía, que apoya a los insurgentes, acordaron la creación de varias zonas de seguridad en Siria, pero los límites de esas zonas todavía no han sido definidos. Además, existe desacuerdo en quién supervisará que se respete el cese de hostilidades.

En tanto, el alto el fuego que entró en vigor en el suroeste de Siria el domingo se estaba manteniendo a pesar de algunas violaciones, de acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. En la ciudad de Daraa hubo al menos tres ataques y también se han reportados pequeños enfrentamientos.

El alto el fuego fue negociado entre Estados Unidos, Rusia y Jordania, pero lo anunciaron el viernes pasado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo de Rusia, Vladimir Putin.

Lavrov señaló que el mantenimiento del alto el fuego se supervisa desde la capital jordana de Ammán, ya que ahí hay contacto directo con las tropas del gobierno sirio y de la oposición.

La guerra civil siria comenzó con protestas pacíficas en 2011. La ONU cifra en más de 400 mil las víctimas mortales y habla de millones de desplazados, así como de ciudades destruidas por los combates.

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