El presidente brasileño, Michel Temer, defendió ayer su gestión al encabezar varios actos de gobierno, sin mencionar el juicio que a partir de hoy podría costarle el cargo, ni su guerra velada con la Fiscalía ante su investigación por corrupción.

En un acto con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, Temer enfatizó que Brasil “salió” de su recesión histórica en el primer trimestre de 2017 gracias a las reformas promercado que impulsó desde que asumió el poder, tras la destitución de Dilma Rousseff.

“Este gobierno consiguió hacer muchas cosas en sólo un año”, remarcó el mandatario, escudado por importantes figuras políticas como el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, el jefe del Gobierno, Eliseu Padilha, o el canciller, Aloysio Nunes.

Pero esa sensación de normalidad y de avance de la agenda gubernamental por parte de Temer podría ser apenas la calma antes de la tormenta.

Por la tarde, sus abogados recibieron un interrogatorio con 84 preguntas que forman parte de la investigación abierta en su contra en el Supremo Tribunal Federal (STF).

Acusado por la fiscalía general de corrupción, organización criminal y obstrucción a la justicia, el presidente deberá responder por escrito a estas preguntas en un plazo de 24 horas, que vencen poco antes del inicio del juicio en el Tribunal Superior Electoral (TSE).

Aunque el mandatario tiene derecho a guardar silencio, éste era uno de los temores de la defensa de Temer. El domingo, su abogado, Gustavo Guedes, denunció que habría “movimientos e iniciativas” supuestamente orquestadas por el fiscal general, Rodrigo Janot, en vísperas del juicio “en un intento para presionar al tribunal a condenar al presidente”.

A pesar de que la investigación y el juicio electoral no guardan relación, la batalla por la supervivencia de Temer desde hace casi tres semanas hizo que las miradas se posaran sobre el TSE como una posible salida para el presidente.

El tribunal retomará la tarde del martes un juicio por abusos de poder y financiación ilegal de la campaña de 2014 —en la que fue reelecta la fórmula Rousseff-Temer— que podría anular en un plazo de tres días la elección y determinar la salida del mandatario.

“El presidente está seguro de su inocencia”, dijeron ayer a la AFP fuentes del Palacio de Planalto.

El proceso, que hasta hace poco parecía condenado al fracaso, cobró relevancia tras la divulgación el pasado 17 de mayo de una grabación en la que Temer parecía dar aval al pago de un soborno y escuchaba al empresario cárnico Joesley Batista, mientras éste le contaba cómo trataba de tener bajo control a fiscales. AFP

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