Costa Rica

desarticuló una red criminal dirigida por un mexicano y un paramilitar costarricense que vendieron rutas aéreas de transporte de cocaína “al mejor postor” de los cárteles de México y Colombia desde pistas clandestinas de aviación en el norte de este país, confirmaron hoy fuentes judiciales y de la seguridad e inteligencia de esta nación centroamericana.

Con un cargamento de al menos 237 kilos de cocaína en su poder, anoche fueron detenidos el mexicano, de apellidos Pineda Hernández y de 46 años, y el ex policía costarricense José Fabio Pizarro Espinoza, de 51 y un experto en operaciones en montaña que en 2013 creó un grupo paramilitar con el supuesto alegato de defender a Costa Rica de una invasión armada de Nicaragua y que en 2007 se convirtió en director general de la Fuerza Pública (policía gubernamental) de este país.

La captura de ambos y las de otros dos hombres—de apellidos Monterrey Potoy, de 42, y Cantillo Mora, de 54—se registró en Orotina, una localidad costarricense cercana al litoral central del Océano Pacífico.

En lo que se denominó “Operación Patria”, agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), que es una policía técnica judicial, y de la gubernamental Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), interceptaron un vehículo de carga, que transportó la droga, y un automóvil, que aportó vigilancia, y detuvieron a los cuatro y decomisaron la droga, armas, un aparato del Sistema de Posicionamiento Global (GPS por sus siglas en inglés), un visor nocturno o instrumento electrónico para mayor visibilidad en zonas montañosas o boscosas sin luz natural y radios para la comunicación del grupo.

El OIJ y la DIS revelaron hoy que el fallido objetivo del grupo fue transportar la mercancía a una pista clandestina de aviación en Guanacaste, una provincia del noroccidente de Costa Rica y fronteriza con Nicaragua, y esperar la llegada de una aeronave mexicana que la trasladara a México. Por el momento se desconoce la procedencia de la cocaína, aclararon.

“Esta estructura tenía una ruta que se vendía al mejor postor”, explicó el costarricense Michael Soto, director interino del OIJ. “Le podía mover droga a uno y otro cartel mexicano o incluso colombiano. Su actividad es vender la ruta o el transporte a cualquier grup0 o persona que mejor le pague. Ellos garantizan que el viaje del alijo sea lo más seguro posible. Esa es la función de ellos”, añadió, en conferencia de prensa en esta capital.

Se trata de “grupos mexicanos que están operando con transporte y llegando a nuestro país. Son aeronaves mexicanas”, recalcó, por su parte, el costarricense Jorge Torres, subdirector de la DIS.

Acerca del mexicano Pineda, Soto explicó que tras consultar e intercambiar información con autoridades policiales de México, se determinó que “no necesariamente pertenece de forma exclusiva a un cártel”, sino que se dedica a operar rutas que existen entre el sur y el norte de América para el contrabando aéreo de drogas.

“Durante un par de años aproximadamente, (Pineda) ha tenido entradas constantes al país, mantiene su calidad de turista y cuando se le vence el plazo de ley se va y regresa”, reportó.

La red se encargó de “movilizar alijos de cocaína” de unos 500 kilos de San José a Guanacaste “para sacar la droga en pistas clandestinas”, recalcó.

“Pizarro tiene liderazgo en área logística operativa, para movilizar alijos entre San José y Guanacaste y salir de un lugar seguro y llevarlo a su destino final. Tiene con0cimiento policial, de rutas, territorios”, advirtió.

Torres relató que “un actor como Pizarro, por su amplia operación táctica operativa, volvió muy compleja la operación (antidroga), sobre todo por el entrenamiento que él tiene. Es un hombre con bastante acuciosidad.

Por haber sido director de la Fuerza Pública y por su magnitud, el caso “va a impactar mucho en la sociedad. Es impactante”, afirmó.

Los arrestos de anoche fueron precedidos por un operativo, ejecutado en mayo de 2016, en el que fueron confiscados 430 kilos de cocaína a un dominicano y dos costarricenses en la misma región del operativo de anoche.

Paramilitarismo. Torres confirmó que Pizarro se convirtió en un “objetivo de la seguridad nacional” desde que en 2013 creó un grupo paramilitar con la supuesta intención de proteger a Costa Rica de una invasión armada de Nicaragua por los litigios territoriales limítrofes bilaterales.

Bajo el mando de Pizarro, el autodenominado “Frente Patriótico para la Defensa Nacional”, un grupo paramilitar con las células “Patrulla 1856” y “Vanguardia de Hierro”, fue creado aparentemente a inicios de 2013 pero en noviembre de ese año emergió en medios de comunicación y redes sociales con un juego a la guerra en las montañas de Costa Rica, con el anuncio de que protegería la soberanía costarricense de un ataque militar nicaragüense.

Pizarro, que alcanzó el rango de coronel en la estructura policial de Costa Rica, se exhibió en entrenamientos con un centenar de hombres y mujeres con rostros embadurnados, uniformes verde oliva, cascos y botas militares, con mochilas y pertrechos, en posiciones de combate, en recorridos en montaña o en prácticas de tiro.

El gobierno de Costa Rica, presidido en ese entonces por Laura Chinchilla (gobernó de 2010 a 201) rechazó el surgimiento del grupo en un país que en diciembre de 1948, hace casi 69 años, abolió el ejército y depositó su seguridad en una policía civil y en el derecho internacional, y calificó a sus integrantes como “grupos mercenarios”.

El OIJ y la DIS reconocieron que se carece de indicios de nexo del grupo paramilitar con el narcotráfico.

Pizarro, sin embargo, quedó bajo la atención del OIJ y de otros cuerpos policiales desde mayo de 2009, cuando un helicóptero de matricula costarricense se estrelló en las montañas del sector central de Costa Rica con 395 kilos de cocaína y dinero que presuntamente pertenecían al cartel de Sinaloa, uno de los más poderosos de México, con presencia en suelo costarricense y entonces dirigido por el mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, ahora encarcelado en Estados Unidos.

Como experto en montaña, Pizarro llegó de primero al sitio del desastre, en el que perecieron el mexicano Germán Trejo y el costarricense Édgar Arguedas, piloto. Soto recordó hoy que participó en el operativo de rescate de cadáveres por ese accidente y que cuando las patrullas del OIJ arribaron a ese lugar, “no localizamos” el aparato de posicionamiento satelital del helicóptero.

“Eso generó algún tipo suspicacia porque (Pizarro) ingresó primero que todos y no se logró localizar este importante elemento (GPS) que nos hubiese servido para determinar las rutas de la aeronave, de entrada y salida”, admitió.

El helicóptero despegó de una pista en Costa Rica del litoral sur del Pacífico en ruta a un hotel de Turrialba del área sureste que fue alquilado por dos mexicanos, de apellidos Pérez y López, ligados también al cártel de Sinaloa y que huyeron de este país tras el accidente aéreo.

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