El presidente francés, Emmanuel Macron, y su partido La República en Marcha (REM) tienen previsto recibir hoy un mandato claro para sacar adelante las reformas que requiere Francia para reactivar su economía.

Ante el retroceso del Partido Socialista, la pérdida de protagonismo de la izquierda alternativa de Francia Insumisa y el nacionalismo xenófobo del Frente Nacional, el joven movimiento de Macron se perfila para obtener una holgada mayoría en la segunda ronda de las legislativas.

Luego de imponerse en la primera tanda, el 11 de junio, con 32.3% de los votos, la encuesta realizada por Ipsos pronostica que obtendrá entre 415 y 455 de los 577 escaños que componen la Asamblea. Los analistas sostienen que Macron estaría aprovechando la inercia triunfal que lo llevó en mayo a la presidencia. Según Philippe Vuilque, un ex miembro de la Asamblea, el voto inspirado en los principios es más fuerte en las presidenciales que en las parlamentarias. El electorado está viendo en el centrista un proceso de renovación del cual “quieren formar parte”.

Macron intenta consumar la revolución en las urnas con una lista que resultó de la selección de entre 19 mil candidatos. La mitad tiene experiencia política, mayoritariamente en las filas del Partido Socialista, y la otra proviene de la sociedad civil, entre los que hay antiguos jueces y profesores. Uno de cada dos candidatos son mujeres.

De imponerse la lógica electoral francesa, el jefe de Estado podrá ejercer su poder desde una formación mayoritaria y tendrá margen de maniobra suficiente para poner en marcha la segunda etapa de su ambicioso proyecto.

Durante la campaña presidencial, fueron cinco objetivos los que Macron se fijó para los primeros 100 días de gobierno en caso de llegar al Elíseo. Por ejemplo, su programa titulado “democracia renovada” prevé acabar con los conflictos de interés en el gobierno.

En el rubro educativo quiere dar flexibilidad, especialmente a las escuelas primarias, entre mantener el ritmo de cuatro y medio días de clase a la semana o volver al formato de sólo cuatro.

En el ámbito laboral, prevé satisfacer a la Comisión Europea que demanda la flexibilización del mercado de empleo y prevé profundizar la controvertida reforma de 2016 (ley El Khomri) que permite despidos colectivos con indemnizaciones menores.

Macron ascendió al poder tras imponerse a la líder de la extrema derecha francesa, Marine le Pen. Si bien la victoria fue amplia, nunca antes el Frente Nacional obtuvo tantos votos del electorado francés como en las pasadas elecciones. Para los analistas, su victoria resucitó la confianza ciudadana, tanto en el aparato político francés como en el proyecto europeo.

Sin embargo, de no cumplir metas fundamentales como revertir el alto desempleo y reactivar la economía, es probable que en los próximos comicios la temible pesadilla, que representa la llegada al poder de la extrema derecha, se haga realidad.

Como aseguró a EL UNIVERSAL Pauline Massart, directora adjunta de la unidad de geopolítica de Friends of Europe, Francia y la Unión Europea se juegan en Macron su última carta, pero para lograr sus metas, además de su hipotética victoria dominical, requerirá de la flexibilidad de Bruselas y Berlín.

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