¿Reino Unido podrá mantener la apuesta por un Brexit duro, con cierre de fronteras y ruptura comercial?

—Tatham: La inestabilidad del gobierno afectará a la posición británica. Reino Unido comenzará la negociación con la Unión Europea con mano temblorosa y sin poder asegurar consensos internos. Theresa May tendrá que pactar un gobierno con el Partido Unionista de Irlanda del Norte. Allí votaron contra el Brexit en el referéndum de 2016, porque son vecinos de Irlanda y no quieren volver a los tiempos en que los separaba de ellos una frontera dura, con todos los problemas de seguridad que ocasionaba. Por tanto, es posible que los Unionistas empujen a May hacia un Brexit más suave. Esto le crearía problemas dentro del Partido Conservador.

¿Y Europa cambiará su estrategia?

—Porras: El guión cambia para la Unión Europea completamente. Bruselas tendrá que negociar con un país inestable, que repentinamente puede cambiar de opinión sobre temas importantes en función de sus equilibrios internos. Aunque esa debilidad británica parezca favorable para los intereses europeos, Bruselas se equivocaría si la aprovechara. La UE va a defender sus intereses, por supuesto, pero está en juego el futuro de millones de ciudadanos británicos y europeos que necesitan que las relaciones entre las dos partes sean buenas.

La UE tampoco olvida que muchos británicos votaron contra el Brexit y que en algún momento pueden querer unirse de nuevo al proyecto europeo.

¿Cómo se prepararán los equipos negociadores para la nueva situación?

—Tatham: La UE tiene mucha ventaja ahí. Su estrategia es pública y Michel Barnier, su jefe negociador, lleva un año preparando un equipo con los mejores técnicos. En poco tiempo pueden cambiar los planes para adaptarse a la situación. Por el contrario, nada está claro en la posición británica, más allá de unos eslóganes vacíos. Además, Reino Unido lleva muchos años sin negociar acuerdos de esta complejidad. No tienen el personal para manejar este divorcio ni para crear luego en Reino Unido las leyes que sustituyan a las europeas. Están fichando por todo el mundo a especialistas en derecho y en comercio para conseguirlo. Pero estos cambios repentinos debilitan más su posición.

¿Esa debilidad británica puede desequilibrar a la UE y que surjan diferencias entre países blandos y otros que quieren aprovechar el mal momento de Londres?

—Porras: Cada país tiene una posición según sus relaciones políticas o comerciales con Londres. Por supuesto que hay discrepancias en la UE y crecerán si la posición británica es inestable, pero la Comisión Europea debe imponer el interés común.

—Tatham: Reino Unido ha subestimado la complejidad técnica de las negociaciones, y eso es grave. Los precios de productos agrícolas ya subieron en el país 15%, y el Brexit no empezó aún. Tras los atentados de Manchester y Londres, muchos ciudadanos británicos han comenzado a preguntarse qué ocurrirá cuando su policía ya no trabaje con la inteligencia europea de Europol. Hay muchas cosas que el gobierno no ha aclarado a los ciudadanos. Con una mayoría fuerte, May tendría menos problemas para imponer ciertas decisiones, pero si ahora quisiera salirse de las negociaciones con la UE, por ejemplo, necesitaría convocar unas nuevas elecciones que la legitimen.

—Porras: Desde otros países de la Unión Europea, parece escandalosa la falta de información del gobierno británico a sus ciudadanos sobre las consecuencias del Brexit. Para cualquier país, sea Francia, Alemania o España, sería un esfuerzo titánico retirarnos de los tratados europeos y construir leyes que los sustituyeran en un tiempo tan corto. Por eso Europa mira con desconcierto cómo Londres se mete cada vez en más problemas.

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