Manuel Antonio Noriega Moreno, el ex general panameño que llegó a saber demasiado sobre los secretos del espionaje mundial durante las conflictivas décadas de 1970 y 1980 en el peligroso juego de lealtades o de traiciones con Washington y Moscú en el fragor de la Guerra Fría y la lucha entre comunismo y anticomunismo, murió anteanoche a los 83 años de edad en Panamá y dejó un legado de profunda controversia política y militar y de corrupción.

Tras estar desde el 7 de marzo pasado en coma inducido por dos cirugías en un mismo día, primero para retirarle un tumor benigno de la cabeza y luego por una hemorragia, el ex dictador falleció la noche del lunes en el hospital Santo Tomás, centro de salud pública de la capital panameña.

Al ex general le persigue un confuso historial: vendió secretos a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), forjó una extraña amistad con la revolución comunista de Cuba, abrió un portillo de contrabando de drogas y “lavado” de dinero en Panamá para los primeros capos del narcotráfico de Colombia y cayó derrocado en diciembre de 1989 por una invasión armada de Estados Unidos a su país que coincidió con el desplome ese año del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría o de las disputas este-oeste que sacudieron al mundo luego de la Segunda Guerra Mundial.

Recluido desde diciembre de 2011 en la prisión panameña de El Renacer, cerca de una de las esclusas del Canal de Panamá en el Océano Pacífico, los fines de semana se reencontró con su esposa, Felicidad, sus hijas, Thays, Lorena y Sandra, y sus siete nietos, tres hombres y cuatro mujeres. En enero de este año se le concedió arresto domiciliario, para que se preparara a someterse a la cirugía cerebral, de la que nunca se recuperó.

EXPEDIENTE

Acusado de narcotráfico, Noriega se entregó en enero de 1990 a las tropas de Estados Unidos que en diciembre de 1989 invadieron territorio panameño para capturarle y restablecer la democracia en un país que desde 1903 permaneció bajo la órbita de Washington.

EU instaló en Panamá un enclave militar para desplegar operaciones en América Latina y el Caribe, adiestrar a dictadores latinoamericanos y caribeños y mantener control del estratégico Canal, construido por los estadounidenses de 1904 a 1914 pero cuyo dominio fue cedido a soberanía panameña desde diciembre de 1999.

Noriega fue crucial para el ahora fallecido general panameño Omar Torrijos, “hombre fuerte” de Panamá desde que en octubre de 1968 encabezó un golpe de Estado y quien, símbolo de la negociación con la Casa Blanca para acabar con el control perpetuo de la vía interoceánica, murió en 1981 en un accidente aéreo marcado por el enigma.

Educado en la Escuela de las Américas —tenebrosa academia que EU mantuvo en sus santuarios castrenses en zonas adjuntas al Canal para formar a dictadores— y en la Escuela Militar de Chorrillos, Perú, sobresalió en las filas castrenses por su lealtad a Torrijos.

Así, llegó a ser jefe de inteligencia castrense y estableció estrechos nexos con la CIA y con otros factores de poder de EU, pero también de América Latina y el Caribe, como con el ya también fallecido máximo líder de la revolución cubana, Fidel Castro. Panamá se convirtió en escala clave de las operaciones cubanas en América Latina y el Caribe en apoyo a movimientos insurgentes izquierdistas y de los operativos estadounidenses de contrainsurgencia.

Al morir Torrijos, Noriega asumió en 1983 la jefatura militar y el mando político del país como dictador y con una fachada democrática con presidentes títeres y farsas electorales, hasta que tropas de EU invadieron suelo panameño en diciembre de 1989 y lo capturaron en 1990 para trasladarlo a Florida y enjuiciarlo y condenarle por narcoactividad.

Los fallidos comicios panameños de mayo de 1989, anulados por Noriega en una convulsión nacional, cerraron la continuidad del régimen instalado en 1968.

SECRETOS

Por su agitada trayectoria militar, Noriega accedió a los misterios de la política interna y externa y supo comprar y vender favores, con un portafolio de clientes urgidos de pagar por privilegios o de ofrecerlos por dinero.

A su alrededor surgieron historias acerca de sus vínculos con el ya desaparecido cártel colombiano de Medellín y con Pablo Escobar Gaviria, el capo narcotraficante asesinado en 1993, y de que contrabandeó armas, sirvió a las guerrillas izquierdistas latinoamericanas y a la CIA o a los cuerpos cubanos, argentinos o israelíes de inteligencia, participó en oscuras tramas del espionaje mundial o ayudó a hacer florecer negocios en Panamá al amparo del tráfico de influencias.

Tras purgar prisión por narcoactividad de enero de 1990 a abril de 2010 en EU y de abril de 2010 a diciembre de 2011 en Francia, fue repatriado y permaneció en una cárcel del sector Pacífico del Canal de Panamá para purgar 60 años de por las condenas de dos homicidios en 1985 y 1989, apeló en 2015 a la clemencia de los panameños: “Pido perdón como el último general de la época militar... por (los actos de) mis superiores jerárquicos y por mis subalternos”.

En el crepúsculo de su vida, la situación de Noriega fue descrita por el panameño Ángel Ezra, su abogado defensor, con una referencia cinematográfica: el hombre que sabía demasiado, las dos famosas películas del cineasta británico Alfred Hitchcock y filmadas con el mismo nombre en 1934, año del nacimiento del ex general, y 1956, cuando el ahora ex dictador regresó de Perú como subteniente de ingeniería e ingresó a lo que entonces era la Guardia Nacional de Panamá.

ae

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses