Una semana después de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, el mundo hispanoamericano se esforzaba por ponerse a salvo de los rayos que habían comenzado a caer desde el Despacho Oval.

El mismo 20 de enero en que juró su cargo, Trump aseguró que continuaría con el proyecto de fortificar la frontera entre Estados Unidos y México. Era el primer golpe: pocas horas después la versión en español de la web de la Casa Blanca se cerraba repentinamente, Washington insistía en que el Tratado de Libre Comercio (TLCAN) debía ser abolido, comenzada el hostigamiento contra los inmigrantes mexicanos en EU...

“Pensé que había que contribuir contra esas agresiones difundiendo una respuesta desde el mundo de la cultura en español”, cuenta Winston Manrique, periodista cultural colombiano establecido en España.

Manrique se encaminaba la noche del 26 de enero a la presentación de Madrid como ciudad invitada en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. Compró un cuaderno de dibujo y unos rotuladores e invitó a todos los escritores, editores y agentes que se encontró a que convirtieran su bloc en una protesta literaria contra el muro de Trump.

“Todo el mundo estaba escribiendo artículos, analizando el fenómeno en las radios y las televisiones, y yo pensé que hacía falta actuar directamente sobre ese muro de Trump y cubrirlo de grafitis”, dice Manrique.

Raúl Padilla, presidente de la FIL, fue uno de los primeros en estampar su firma en una de las páginas del bloc, cubierta de rectángulos de lápiz que imitan ladrillos: “Al hijo de la trumpada ya le tocará darse de frentazos en su muro!”, firmó Padilla.

El proyecto fue creciendo y Manrique lo bautizó #GrafitiscontraTrump. Se volvió frecuente encontrar al periodista con su cuaderno de dibujo recorriendo eventos literarios del mundo hispano, pidiendo un dibujo a tal escritor o editor. También comenzó a encargarlos por internet a los autores que vivían lejos.

Poco a poco fue publicándolos en su revista digital, http://wmagazin.com. Ya tiene más de un centenar en su poder, y espera que todos estén recopilados y clasificados para cuando se cumplan seis meses de presidencia de Trump, en junio. En un par de meses espera poder publicar la colección completa. “Los muros sólo encierran al que los levanta”, escribe en uno de los grafitis el escritor peruano Santiago Roncagliolo. “Contra los muros de la vergüenza, el racismo, la misoginia y la discriminación. ¡Por los pueblos hermanos!”, firma otra página la autora española Marta Sanz.

Autores consagrados como Cristina Peri Rossi, Enrique Vila Matas, Gioconda Belli o Clara Janés conviven en el bloc de Manrique con emergentes como Marina Perezagua, premio Sor Juana Inés de la Cruz de la FIL en 2016.

Viñetistas, filósofos y representantes de la industria editorial. Venezolanos, argentinos, colombianos o escritores de Guinea Ecuatorial y Alemania han contribuido al proyecto. La lista de mexicanos es nutrida: Marisol Schulz y Laura Niembro, de la FIL, el autor Antonio Ortuño, el cantante Edgar Oceransky...

Los mensajes van desde la provocación de la pintada canalla de Jorge F. Hernández (“En cuando se les acabe la coca, la mota y la verdura...”) a las sesudas reflexiones sobre la importancia cultural de México que plantea Pablo Raphael.

Cada uno añade su propio ladrillo al muro. Al muro que intenta sepultar al que el presidente de Estados Unidos sigue empeñado en levantar frente al mundo hispanoamericano.

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