Más de tres años después de que pistoleros de Boko Haram se las llevaran por la fuerza de su residencia estudiantil del noreste de Nigeria, 82 de las más de 200 adolescentes secuestradas volvieron a abrazar ayer a sus padres y familiares en una emotiva ceremonia en esta capital.

El acto se realizó dos semanas después de la liberación de este grupo de chicas a cambio de la puesta en libertad de cinco terroristas de la milicia islamista. Vestidas con coloridas indumentarias africanas y pañuelos en la cabeza, las chicas abrazaron a sus familiares, que las recibieron con lágrimas en los ojos y expresión de júbilo.

La danza y el baile acompañaron el reencuentro. Las jóvenes se reunieron también con las más de 20 de sus compañeras liberadas en octubre del año pasado.

“Hablar de lágrimas de gozo se queda corto para describir lo vivido por madres y padres”, declaró en un comunicado Oby Ezekwesili, líder del movimiento “Bring Back Our Girls” (Devuélvannos a nuestras chicas), creado por los padres y grupos de la sociedad civil para pedir la puesta en libertad de las secuestradas.

Las jóvenes han sido sometidas a pruebas sicológicas y médicas para mitigar los efectos de meses de sufrimiento. Muchas fueron forzadas a casarse con extremistas y han tenido hijos. Unas 113 siguen desaparecidas y otras se radicalizaron y se negaron a regresar.

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