El Parlamento griego aprobó anoche un nuevo programa de austeridad por casi 5 mil millones de euros, en medio de protestas e incidentes.

Los 153 legisladores de la coalición de gobierno liderada por el primer ministro, Alexis Tsipras, votaron a favor. Otros 128 parlamentarios votaron en contra y 19 estuvieron ausentes, informó la presidencia del Parlamento.

El voto era un requisito clave para que los acreedores europeos de Grecia — la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad— liberen una nueva cuota de rescate, sin la cual el país habría batallado para cumplir con sus obligaciones de pago de la deuda en julio. Pero también acelerará las negociaciones para relajar las condiciones del reembolso de la deuda de Grecia, que Atenas espera sean concluidas a partir de la próxima semana en una reunión de ministros de economía europeos.

“Ahora la pelota está en cancha de nuestros acreedores”, declaró Tsipras después del voto. “Esperamos, y tenemos derecho a, una decisión en la reunión del lunes, que iguale la deuda pública de Grecia al sacrificio del pueblo griego”.

El jefe del partido conservador Nea Dimokratia (ND), Kyriakos Mitsotakis, acusó a Tsipras de haber llevado al país “al borde del abismo”. El líder opositor consideró que los griegos viven una “pesadilla” con el nuevo plan de austeridad, mientras que Tsipras está “obsesionado con el poder”, y agregó el pedido de que se adelanten las elecciones.

Tsipras rechazó tales acusaciones. “Eso [el desastre] simplemente no ocurrirá”, afirmó. Por el contrario, según el primer ministro, el paquete de medidas conducirá a una reprogramación de la deuda griega —que actualmente representa 180% del producto interno bruto— y pondrá al país en la senda de la recuperación.

En el debate, la oposición argumentó que Tsipras desperdició tiempo valioso en las negociaciones con los acreedores, por lo que ahora Grecia necesita adoptar nuevas medidas de ajuste para poder en algún momento volver a sostenerse financieramente.

Las reformas empezarían a entrar en vigor gradualmente a partir de 2019 y se espera que permitan ahorrar casi 5 mil millones de euros anuales (casi 5 mil 500 millones de dólares). Entre las medidas se incluye una reducción de las pensiones de hasta 18% a partir de 2019 y de alrededor de 30% de los ingresos exentos de impuestos desde 2020.

El 22 de mayo, el Eurogrupo —que reúne a los ministros de Finanzas de la eurozona, incluyendo a Grecia— revisará el plan de austeridad griego y considerará la posibilidad de brindar mayor asistencia financiera al país.

En julio Atenas tiene que pagar 7 mil millones de dólares a los acreedores del BCE y del Fondo Monetario Internacional (FMI). El plan de austeridad ha desatado una ola de rechazo en la población, que soporta políticas de ajuste hace ya siete años.

A comienzos de la semana empezó una huelga de marineros, mientras que el miércoles tuvo lugar un paro general que incluyó la interrupción de vuelos y del transporte público y el cierre de escuelas, museos y algunos servicios de salud.

Ayer hubo protestas en el centro de Atenas a pesar de la lluvia. También se concentraron alrededor de 3 mil personas frente al Parlamento, donde se produjeron algunos incidentes cuando algunos de los manifestantes lanzaron petardos y cócteles molotov a la Policía. Decenas de jóvenes con el rostro cubierto arrojaron bombas incendiarias a los policías. Fueron repelidos con gases lacrimógenos, y la policía informó que tres personas fueron detenidas bajo sospecha de haber participado en los actos de violencia.

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