"De la aparición de la Virgen María en Fátima se desprende esa preocupación y ese compromiso de construir la paz de modo que cese el derramamiento de la sangre". Las palabras de Simeón Reyes, director de Comunicaciones del arzobispado de San Salvador, encajan perfectamente en la realidad salvadoreña, llena de violencia y asesinatos, tal como encajaron el 13 de mayo de 1917, cuando tres pastores en Fátima, Portugal, aseguraron que vieron la aparición de la Virgen María, en plena guerra mundial.

Cien años después, la Iglesia católica conmemora los llamados milagros y revelaciones de la que después fue llamada Nuestra Señora del Rosario de Fátima.

Del 13 de mayo al 13 de octubre de 1917 se produjeron los sucesos que los niños Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco Marto, precisamente durante la guerra, dijeron ver. El mensaje que transmitieron los pastores, en su época, era que la Virgen clamaba por la conversión, por rezar el rosario y el fin de la violencia.

Las apariciones marcaron una serie de sucesos que atrajeron la atención de Portugal y del mundo entero, una atracción que se mantiene en la actualidad. Anualmente el santuario recibe a millones de peregrinos y turistas que visitan el lugar.

Los hechos, sin embargo, no comenzaron en 1917. Ya un año antes los hermanos Marto (de seis y nueve años) y Santos (de 10) hablaron de la aparición de un ángel que anunciaba la llegada de la Virgen María. En este lapso de dos años se produjeron diferentes revelaciones hechas por la ahora Señora de Fátima.

"Es una aparición profética, es un llamamiento a la conversión y a la penitencia", dice Reyes al explicar que las profecías están relacionadas a sucesos violentos y de conversión que la Virgen reveló a los niños y que son la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la conversión de Rusia al cristianismo (ruptura de la Unión Soviética 1990-1991) y el atentado contra el papa San Juan Pablo II (13 de mayo de 1981).

La Virgen de Fátima igualmente solicitó la construcción de un templo en el lugar, reveló a Francisco y Jacinta que morirían (el primero murió el 4 de abril de 1919 y la segunda el 20 de febrero de 1920) y predijo un hecho milagroso para el 13 de octubre, fecha de la última aparición.

Lo que en la historia quedó registrado como "el milagro del sol" es un hecho todavía cuestionado científica y teológicamente. Las miles de personas presentes, según los datos históricos, vieron cómo un sol brillante giraba, un hecho que para los científicos es producto de la distorsión de la retina por ver directamente el sol. Incluso lo atribuyen a situaciones psicológicas y neurológicas.

La parte teológica advierte que la Virgen había hablado de un fenómeno sobrenatural, sin revelar qué sería y que nadie estaba mirando al cielo cuando se produjo, pues no esperaban el fenómeno solar. También descartan el factor psicológico, pues advierten que nadie estaba bajo presión o miedo y más bien esperaban un hecho singular y bueno.

Reyes lo define como un "acontecimiento sobrenatural", pero no duda en admitir que es el "milagro más importante del siglo pasado", y agrega: "Es un momento también de recordar los valores fundamentales como el porvenir del hombre y también que en la historia cada uno de nosotros tenemos una parte activa y responsable en la construcción de nuestro mundo".

El director de Comunicaciones del arzobispado asegura que dos hechos marcaron el siglo XX: las apariciones y milagros de Fátima y el Concilio Vaticano II, iniciado por el papa Juan XXIII y finalizado por Pablo VI y que buscó, entre otras cosas, desarrollar la fe católica, la renovación moral, el adaptar a la iglesia a las condiciones de una nueva época y lograr una interrelación con otras religiones.

"Pero sin duda alguna, la aparición de la Virgen María en Fátima marca el camino del siglo XX, de la consagración que se ha hecho en distintas partes del mundo a los Sagrados Corazones de Jesús y de María", dice Reyes.

Y agrega que la aparición a los pastores es una muestra de que Dios siempre está del lado de los más pobres y de las personas más sencillas para hacer llegar su mensaje.

"A 100 años de aquella aparición, la Iglesia lo celebra como esa preocupación de la madre que llama y cuida a los hijos, que los invita a la conversión, a orar por la paz", explica el sacerdote.

La última sobreviviente de las profecías y milagros de Fátima fue Lucía dos Santos, quien murió el 13 de febrero de 2005, a los 97 años.

"A 100 años de aquella aparición, la Iglesia lo celebra como esa preocupación de la madre que llama y cuida a los hijos, que los invita a la conversión, a orar por la paz".

"Es un momento también de recordar los valores fundamentales como el porvenir del hombre, y también que en la historia cada uno de nosotros tenemos una parte activa".

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