La policía de San Diego mató a tiros a un hombre sospechoso de haber disparado contra siete personas que celebraban una fiesta de cumpleaños en la piscina de un complejo de apartamentos cerca de la Universidad de California en San Diego, informaron las autoridades. Una de las personas baleadas, una mujer, falleció más tarde.

La policía dijo que el sospechoso, Peter Selis, de 49 años, baleó el domingo a cuatro mujeres negras, dos hombres negros y uno hispano. Los investigadores todavía no saben por qué Selis, quien era blanco, abrió fuego, precisó la jefa de policía Shelley Zimmerman a periodistas.

Los agentes recibieron reportes de que un tiroteo alrededor de las 6 de la tarde del domingo, explicó Zimmerman en conferencia de prensa. Varias de las víctimas fueron operadas el domingo por la noche y varias seguían en estado crítico, apuntó.

Un hombre ingresó en un hospital tras romperse un brazo cuando intentaba huir.

"Esto que ocurrió aquí hoy es un acto de violencia verdaderamente horrible", dijo el alcalde de San Diego, Kevin Faulconer, en una rueda de prensa.

Un helicóptero de la policía fue el primero en llegar al lugar de los hechos y el piloto dijo que había varias víctimas y que el sospechoso seguía en la zona de la piscina y que parecía estar cargando de nuevo su arma.

Tres agentes sobre el terreno dispararon contra el sospechoso después de que éste apuntó un arma hacia ellos, explicó Zimmerman.

Rikky Galiendes, un estudiante universitario de 27 años, escuchó los disparos a eso de las 6 de la tarde y salió a ver lo que pasaba, cuando a vio a un hombre sangrando y corriendo por la piscina. Galiendes le gritó para preguntarle si necesitaba ayuda, pero su compañero de cuarto lo empujó al piso y le señaló hacia otro hombre, que estaba sentado en una silla, sujetando un arma.

"Cuando lo vimos, ahí estaba sentado, con la pistola descansando sobre su pierna", dijo Galiendes a la AP. "Estaba tranquilo, se veía que estaba dispuesto a hacer lo que quisiera. Le había disparado a gente que simplemente estaba disfrutando de una fiesta".

Galiendes y su compañero regresaron corriendo al apartamento y llamaron a la policía. Se quedaron en el apartamento hasta que escucharon que los vecinos estaban avisando que ya no había peligro. Galiendes dijo que la experiencia fue aterradora.

"Tan pronto escuché los disparos me dio escalofríos y emocionalmente fue algo extenuante”, dijo Galiendes. “Había sangre por doquier, cuerpos en el suelo, las huellas ensangrentadas de la gente que obviamente había salido corriendo. Había tanta sangre, era irreal".

jlcg

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