En una inusual muestra de unidad, los líderes de la Unión Europea (UE) fijaron ayer en una cumbre en la que no participó Reino Unido los términos del divorcio con este país, al cual enviaron un claro mensaje: abandonar el bloque tiene un costo.

En la primera reunión desde que la primera ministra británica, Theresa May, inició oficialmente a fines de marzo la cuenta regresiva de dos años para el Brexit, los otros 27 líderes de la UE se tardaron poco más de un minuto en aprobar un conjunto de directrices de negociación de ocho páginas elaboradas por sus diplomáticos durante el mes pasado. Tales negociaciones comenzarán formalmente, según se estableció ayer, después de las elecciones británicas del 8 de junio. El plazo para llegar a un acuerdo sobre la salida vence el 29 de marzo de 2019.

Las propuestas comprometen al principal negociador europeo, el francés Michel Barnier, a buscar un acuerdo que garantice los derechos de 3 millones de expatriados de la UE que viven en Gran Bretaña, asegure que Londres pague las facturas pendientes —entre 40 mil y 60 mil millones de euros, de acuerdo con as primeras estimaciones— y que evite desestabilizar la paz creando una dura frontera UE-Reino Unido que atraviese a Irlanda.

También descartan discutir el acuerdo de libre comercio que May reclama hasta que no vean un progreso suficiente en los términos clave de la salida de la UE. Cuánto es suficiente es un tema a debatir.

El acuerdo se dará como un paquete total, no a través de puntos separados. No habrá negociaciones individuales de Estados miembro con los británicos. Esto vale para la salida, para las negociaciones sobre la futura relación y para las posibles reglamentaciones transitorias.

Los británicos “no deberían hacerse ilusiones” acerca de un acuerdo rápido que les permita el acceso al enorme mercado interior de la UE, afirmó la canciller alemana Angela Merkel, quien subrayó que el que “nosotros, los 27, estemos juntos y hablemos con una sola voz, es lo más natural del mundo. Pero no significa que nos aliemos contra nadie”. May acusó a la UE de unirse “en contra” de su país. “El adiós a la UE tiene un precio”, subrayó a su vez el francés François Hollande.

En una señal de cómo el voto del Brexit del año pasado ha puesto en entredicho la unidad del propio Reino Unido, los líderes también ofrecerán al primer ministro irlandés la promesa de que si Irlanda del Norte, que votó en contra de la salida de la UE alguna vez se reunifica con la República de Irlanda, estará automáticamente en la Unión.

El presidente del Consejo Europeo (CE), Donald Tusk, dijo que hay 4.5 millones de ciudadanos, tanto europeos en Reino Unido como británicos en la UE, que se verán afectados por el Brexit. “Hemos escuchado de manera reiterada de nuestros amigos británicos (...) que están preparados para un acuerdo sobre este punto rápidamente. Pero necesitamos garantías reales”, dijo. Las normas europeas garantizan actualmente a las personas el derecho a vivir y trabajar donde quieran en el bloque, así como el acceso a prestaciones sociales tanto para ellas como para sus familias.

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