El jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, dedicó este viernes su primera intervención en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a preparar el terreno para la visita del presidente Donald Trump al cuartel general de la mayor organización militar del planeta.

Trump tiene previsto participar en la cumbre que se celebrará en Bruselas el próximo 25 de mayo, quiere usar la ministerial para alcanzar acuerdos concretos sobre gasto en defensa y una mayor participación en los esfuerzos de la alianza para derrotar al Estado Islámico (EI), dos temas que dividen a la organización.

En su debut en Bruselas, el secretario de Estado estadounidense relanzó el mensaje a sus aliados europeos para que aumenten su gasto en defensa.

“No es sostenible para Estados Unidos mantener una parte desproporcionada del gasto de defensa de la OTAN. Los aliados deben aumentar el gasto en defensa para cumplir con sus compromisos”, remarcó Tillerson.

En concreto, exhortó a los países que no cumplen el monto de 2% del PIB nacional, entre ellos Alemania, Italia y España, presentar cuanto antes la hoja de ruta para alcanzar dicho objetivo, asumido en 2014.

“Los aliados que no tienen un plan concreto para gastar 2% del PIB en defensa en 2024 necesitan establecerlo ahora. Los  que tienen un plan para alcanzar la directriz de 2% necesitan acelerar esfuerzos y mostrar resultados. Aquellos  que ya gastan 2%, aplaudimos sus esfuerzos”, destacó Tillerson, quien precisó que en la cumbre de mayo deberá saldarse el contencioso de los dineros, fijándose el compromiso de que a más tardar a finales de año todos los países contarán con un plan “articulado” y “claro” sobre cómo alcanzarán este compromiso.

De los 28 miembros de la alianza, sólo Estados Unidos, Grecia, Estonia, Reino Unido y Polonia cumplen con la meta de 2%; Rumanía ya comunicó que lo hará este año, mientras que Letonia y Lituania anunciaron que cumplirán en 2018.

Tillerson también apuntaló otra de las demandas de Trump. La OTAN debe incrementar su participación en el combate al terrorismo, especialmente contra el Estado Islámico, movimiento que ha inspirado ataques terroristas en las principales capitales europeas desde 2015.

“En la lucha contra el terrorismo, la OTAN puede y debe hacer más”, sostuvo el funcionario estadounidense, tras adelantar que Washington presentará, de cara a la cumbre, propuestas sobre cómo la organización podría involucrarse en estabilizar Irak y en la coalición internacional contra el EI.

La reunión de ministros de exteriores de la OTAN estaba prevista inicialmente para la semana entrante, pero se adelantó por problemas de la agenda de Tillerson.

Ante los medios, el secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, aseguró que los recortes en defensa pararon en 2015 y desde el año pasado se percibe un aumento. Indicó que en conjunto incrementó 3.8%, 10 mil millones de dólares, en 2016.

Sin embargo, precisó que no se trata sólo de dinero –en el caso de Grecia el mayor monto se va a pensiones y salarios de los militares-, también de inversión en desarrollo de capacidades militares y compromiso para aportar tropas a las operaciones conjuntas.

En cuanto al combate a la yihad, aseguró que la organización ya está involucrada en dicha tarea en Afganistán, Irak y los Balcanes, principalmente entrenando a las fuerzas locales y ayudándolas a desarrollar capacidades internas para contener la amenaza terrorista. Señaló que también contribuye a la coalición en Siria a través del despliegue de los aviones de rastreo y control AWACS.

Sostuvo que las lecciones de Kosovo, Bosnia-Herzegovina y Afganistán demuestran que “a largo plazo es mucho mejor combatir el terrorismo y proyectar estabilidad, mediante la capacitación de las fuerzas locales y la construcción de instituciones locales de seguridad, en lugar del despliegue de un gran número de nuestras tropas en operaciones de combate”.

En cuanto a Rusia, los ministros de exteriores reconocieron el papel fundamental que desempeña la OTAN para contrarrestar las provocaciones de Moscú, al tiempo que insistieron en que no reconocerán la anexión unilateral rusa de la península de Crimea.

Antes de visitar Bruselas Tillerson estuvo en Turquía, el socio incómodo al interior de la OTAN por su acercamiento con Rusia y los recientes choques diplomáticos entre Ankara con Holanda, Bélgica y Alemania debido al referéndum previsto el próximo 16 de abril sobre la reforma constitucional que pretende dar más poder al presidente Recep Tayyip Erdogan.

Si bien Washington y Ankara se necesitan uno al otro, Tillerson y su homólogo turco Mevlut Cavusoglu, no pudieron superar sus diferencias, ya que éste criticó el apoyo que brinda Estados Unidos a los kurdos en Siria y demandó la entrega del clérigo Fethullah Gülen, quien reside en Estados Unidos y es acusado de estar detrás del fallido golpe de Estado en Turquía el año pasado.

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