Mujeres y niños que crucen juntos ilegalmente hacia Estados Unidos podrían ser separados por las autoridades estadounidenses bajo una propuesta que está siendo considerada por el Departamento de Seguridad Nacional, revelaron ayer tres funcionarios.

El argumento es disuadir a las madres de emigrar a Estados Unidos con sus hijos, explicaron a Reuters los funcionarios consultados, quienes dijeron haber sido informados sobre el plan del gobierno del presidente Donald Trump de adoptar esta medida.

Sin embargo, Maureen Meyer, directora del programa de México y derechos migrantes de la Oficina de Washington para Latinoamérica (WOLA), advirtió a EL UNIVERSAL que esta propuesta “solamente se puede interpretar como una medida punitiva que causaría aún más traumas para las familias que huyen de la violencia en sus países de origen”.

Añadió que de ser implementada, sería otro ejemplo de que la administración del presidente Donald Trump está priorizando “la detención y deportación de migrantes, en vez de garantizar el acceso a la protección y al debido proceso y haría aún más difícil para familias centroamericanas y de otros países poder conseguir asilo” en EU.

El cambio de política permitiría al gobierno mantener a los padres bajo custodia mientras tratan de evitar la deportación o esperan por las audiencias de asilo. Los niños serían puestos en una custodia especial del Departamento de Salud y Servicios Humanos, bajo el método menos restrictivo posible hasta que puedan ser cuidados por un familiar estadounidense o un tutor designado por el Estado.

Actualmente las familias que tratan de evitar la deportación o piden asilo en general son liberados con rapidez y se les permite quedarse en EU hasta que sus casos son resueltos —Trump exige el fin de esa política—. En el caso de los menores, una corte prohibió su detención prolongada.

Unos 54 mil niños y sus guardianes fueron detenidos entre el 31 de octubre de 2016 y el 31 de enero, cifra que duplica a los capturados en el mismo periodo hace un año. Republicanos dicen que las madres están dispuestas a pasar por el peligroso viaje con sus hijos porque saben que serán liberadas pronto.

La propuesta, de confirmarse, se suma a la nueva política de Trump, bajo la cual ni las puertas de las iglesias, ni las cortes son sitios seguros para los indocumentados, como tampoco el estar acogido al Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

Ayer por la mañana, el migrante de origen mexicano Juan Corinilla, al comparecer en la corte de Travis, Texas, por dos cargos menores de asalto y posesión de marihuana, fue detenido por autoridades migratorias. En febrero, Irvin González, transexual indocumentada, fue detenida al efectuar en la corte de El Paso una denuncia por abuso doméstico. También fueron detenidos migrantes que buscaron refugiarse del frío en una iglesia en Alexandría, Virginia, y otro indocumentado mexicano, Rómulo Avelica González, cuando llevaba a la escuela a sus hijas, en Los Ángeles, el martes.

Anoche se informó de la deportación, el jueves, de Juan Carlos Fomperosa García, un padre soltero mexicano, cuando se presentó ante las autoridades federales —ha sido deportado tres veces y fue condenado por el delito menor de intentar ingresar ilegalmente al país—.

“Hay ciertamente una actitud más agresiva de los agentes migratorios, sienten que ya no tendrán que rendir cuentas si tienen como blanco ‘áreas sensibles’ como iglesias, escuelas”, dijo a AFP César Vargas, el primer abogado de Nueva York que se declaró públicamente indocumentado y fundador de la ONG Dream Action Coalition.

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