La banda terrorista española ETA anunció ayer mediante un grupo de intermediarios su desarme unilateral e incondicional para el próximo 8 de abril. “ETA nos ha dado la responsabilidad del desarme de su arsenal y, en la tarde del 8 de abril, ETA estará totalmente desarmada”, declaró al diario francés Le Monde Jean Noël Etcheverry, alias Txetx, activista de Bizi, una asociación ecologista del entorno independentista radical.

El plan de la banda es que intermediarios civiles notifiquen a la justicia francesa en nombre de ETA la localización de los zulos o depósitos en los que oculta sus armas. La práctica totalidad de ellos se considera que están en territorio francés.

La policía procederá entonces a su retirada; ETA espera contar con la supervisión del Comité Internacional de Verificación, coordinado por el pacifista Ram Manikkalingam y constituido a finales de 2011, tras el cese definitivo de la violencia.

Fuentes de la lucha antiterrorista aseguran que la banda ha elegido esta estrategia tras asumir la negativa de los gobiernos español y francés a participar en el proceso. Ninguno de los dos Estados quiere darle visos de oficialidad al desarme de lo que consideran una banda de criminal, y no un movimiento de liberación nacional, como le gusta presentarse a ETA, que acumula 829 muertos.

El armamento que sigue en poder de los terroristas es muy reducido y está en mal estado, por lo que el acto tiene más valor simbólico que real. La última vez que la policía francesa encontró armas de ETA, en diciembre, se limitaban a 12 subfusiles, nueve fusiles, 25 armas cortas y dos granadas. Como explica El País, se especuló que éstas representaban 20% del armamento total de la organización, lo que da idea de su limitación.

En una rueda de prensa posterior al anuncio, el ministro portavoz del gobierno español, Íñigo Méndez de Vigo exigió a la banda “desarmarse y disolverse” sin ninguna condición. El lehendakari (presidente vasco), Iñigo Urkullu, declaró que va a hacer todo cuanto esté en su mano “para que el desarme llegue a buen puerto”.

El ministro español del Interior, Juan Ignacio Zoido, afirmó de antemano que ETA “no va a obtener nada” a cambio de su desarme”, y añadió, vía Twitter, que “lo que tiene que hacer ETA es disolverse y desaparecer”.

El presidente Mariano Rajoy dijo: “El gobierno de España lo que hará es lo que ha hecho siempre, aplicar la ley igual para todos. ETA ha decidido, así lo ha dicho, desarmarse unilateralmente. Que lo haga y de paso que se disuelva”.

El desarme de ETA es un tema que lleva años enquistado. La banda ha intentado implicar a los gobiernos y la comunidad internacional en el proceso, pero no ha tenido éxito. Tras el cese definitivo del terrorismo, anunciado en octubre de 2011, una representación del aparato político de ETA citó en Noruega al gobierno español para negociar la entrega de su arsenal, pero no acudió ningún representante. En febrero de 2013 esta delegación fue expulsada de Noruega por las presiones de Madrid.

Los partidos de la izquierda independentista y los presos empujan a la banda para que dé el paso y entierre los vestigios de su actividad terrorista, que lastra la negociación de mejoras carcelarias y empaña la imagen del nacionalismo radical.

Hasta que no se materialice el desarme seguirán las dudas en torno a la sinceridad de ETA, muy escarmentada tras anteriores pasos en falso, con anuncios de entregas de armas que no llegaron a buen puerto. Arnaldo Otegi, el portavoz del principal partido de la izquierda independentista, EH Bildu, declaró que su agrupación otorga “absoluta veracidad” al anuncio, pero que espera que “se desarrolle hasta el final y de manera integral”. Con información de agencias

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