El decreto del presidente estadounidense, Donald Trump, que prohíbe el ingreso de personas de siete países de mayoría musulmana, no contribuirá a reducir la amenaza yihadista, sostiene el experto en terrorismo Edwin Bakker.

El director del Instituto de Seguridad y Asuntos Globales en La Haya sostiene que se trata de una acción meramente política en la que se saca ventaja de la situación de vulnerabilidad en la que están las naciones afectadas.

“Esta medida no es efectiva en el combate a la amenaza terrorista, sólo alimenta la propaganda del Estado Islámico mostrando a EU y Occidente como naciones hipócritas y partícipes de una cruzada contra el mundo musulmán”, dice a EL UNIVERSAL Bakker, profesor de la Universidad de Leiden. “Esta medida no hará más seguro al mundo, ni mucho menos a EU”, advierte.

De acuerdo con el experto, el verdadero enemigo de EU ya está en casa. “Con excepción de [los atentados del 11 de septiembre de 2001] el 9-11, todos los ataques en Estados Unidos han sido cometidos por ciudadanos estadounidenses o residentes. La amenaza viene de adentro”, sostiene el investigador holandés.

El pasado 27 de enero, Trump tomó por sorpresa a los servicios de inteligencia europeos con una insólita “medida preventiva” de seguridad contra la yihad. Argumentando que era la mejor manera de garantizar la integridad del pueblo estadounidense, el magnate prohibió a ciudadanos de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen ingresar a Estados Unidos por 90 días.

“Por supuesto que nos sorprendió el que hayan señalado a esos países. Desde los ataques del 11 de septiembre ninguna persona de estos siete países ha cometido un ataque terrorista en suelo estadounidense”, sostiene Bakker.

Hay elementos que explican por qué fueron fichados estos Estados y no otros, como Egipto, Paquistán y Arabia Saudita, países con nacionales que han estado involucrados en previos ataques en EU: “Ninguno de ellos puede protestar en voz alta. Sudán, Irán y Siria ya tienen relaciones muy complicadas con Estados Unidos; Somalia, Libia y Yemen no tienen una autoridad central, mientras que Irak depende demasiado del apoyo militar estadounidense. Así que [Trump] fue a la segura mencionando a estos países y no a Paquistán y Arabia Saudita, que han producido demasiado terrorismo en las últimas décadas”.

Para el investigador, el cierre del espacio aéreo para los ciudadanos procedentes de los países involucrados en el veto de Trump no representará una carga adicional para el servicio migratorio mexicano. Afirma que no hay elementos para asegurar que la frontera con México se convierta ahora en la puerta alternativa de yihadistas para ingresar a la Unión Americana, “pues no hay prueba alguna de que ciudadanos de estos siete países hayan tenido planes de viajar a EU para perpetrar ataques”.

Sobre el muro, sostuvo que no es la solución para afrontar los retos de seguridad en la frontera entre México y EU, “porque las murallas no evitarán que las personas encuentren la forma de cruzar la frontera. La única forma es aumentado la cooperación y generando confianza entre los países, lamentablemente parece que esa vía se ha bloqueado con el nuevo presidente”.

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