Un juez federal de Seattle dictó ayer una orden a nivel nacional contra el decreto del presidente Donald Trump que prohibió temporalmente el ingreso de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana a Estados Unidos y por el que decenas de miles de visas de extranjeros han sido canceladas.

El juez de distrito James Robart falló a favor del fiscal general de Washington Bob Ferguson, quien entabló una demanda para invalidar cláusulas clave de la orden ejecutiva que emitió Trump el viernes 27 de enero, señaló el diario Seattle Times. El fallo del juez Robart tiene carácter nacional y permanecerá vigente hasta que se resuelva la cuestión de fondo. “La Constitución prevaleció”, dijo Ferguson, citado por el diario. “Nadie está por encima de la ley, ni siquiera el presidente”. El magistrado consideró que había evidencia probada de que la orden emitida por el presidente ocasionaba un daño inmediato.

Existen acciones legales similares a nivel nacional y poco después del fallo, la Oficina de Aduanas informó a las aerolíneas que pueden volver a aceptar a los viajeros vetados por el decreto. La Casa Blanca tildó de “indignante” la orden del juez Robart.

La medida decretada por Trump ha derivado en la cancelación de 100 mil visas de extranjeros de los países afectados: Somalia, Irán, Irak, Sudán, Siria, Libia y Yemen, según dijo un abogado del Departamento de Justicia, cifra que luego el Departamento de Estado de EU redujo a menos de 60 mil. El número más elevado se dio a conocer durante una audiencia en un tribunal federal de Virginia sobre el caso de dos hermanos yemeníes que llegaron al aeropuerto internacional de Dulles, a las afueras de Washington, el sábado pasado, y fueron enviados de vuelta a Etiopía por la orden ejecutiva del presidente, explicó el abogado de ambos, Simon Sandoval-Moshenberg.

El ex primer ministro noruego Kjell Magne Bondevik señaló ayer mismo que el martes pasado fue retenido durante una hora en ese aeropuerto de Dulls, porque en 2014 visitó Irán. “Entiendo el miedo frente a la posibilidad de dejar entrar terroristas al país”, dijo el político, según el canal ABC7, pero añadió que su pasaporte diplomático debió bastarles “para reconocer que no represento ningún problema o amenaza para el país, y deberían haberme dejado ir inmediatamente, pero no lo hicieron”. Según Bondevik, quienes lo retuvieron no apelaron al decreto de Trump, sino a disposiciones de su predecesor, Barack Obama.

En tanto, la consejera de la Casa Blanca Kellyanne Conway se disculpó ayer tras ser criticada porque, al defender el veto migratorio, citó, en entrevista con MSNBC, el jueves, una inexistente “masacre” cometida en 2011 en Kentucky. Lo que en realidad sucedió fue que en mayo de ese año fueron arrestados dos hombres iraquíes en Bowling Green, Kentucky, acusados de intentar enviar armas y dinero a Al-Qaeda en Irak. Conway corrigió ayer diciendo que “los errores honestos abundan”.

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