Kim Jong Nam, asesinado supuestamente por dos mujeres en un aeropuerto de Malasia, era un verdadero estorbo para el gobierno norcoreano: fue humillado al ser pillado tratando de ingresar a Japón para visitar Disneylandia y criticaba abiertamente el ascenso al poder de su hermano, que hizo matar a un tío apenas instalado en el gobierno.

Apostador regordete y playboy venido a menos, Kim Jong Nam había pasado mayormente inadvertido en los últimos años en Macau. Era una distracción menor para los líderes norcoreanos y los servicios de inteligencia sudcoreanos no dan una razón para su asesinato al atribuirlo a agentes norcoreanos. Dicen solo que fue producto de la "paranoia" de Kim Jong Un.

Pero en Seúl se habla de otra posibilidad interesante: La gota que colmó el vaso podría haber sido una noticia que circuló en la prensa sudcoreana la semana pasada: El diario Kyunghyang Shinmun dijo que Kim Jong Nam había tratado de desertar a Corea del Sur en los años 2000 y que había sido un intermediario entre la hoy presidenta (suspendida) sudcoreana Park Geun-hye y las autoridades norcoreanas.

Kim Jong Un tragó saliva e hizo como que no pasaba nada cuando se habló de las andanzas de su medio hermano por los casinos de Macau y cuando Kim Jong Nam, fotografiado a menudo desarreglado, cuestionó en el 2010 la necesidad de que una tercera generación de la familia Kim siguiese gobernando Corea del Norte.

Las versiones de que un pariente cercano de la familia gobernante haya tenido contactos con el gobierno sudcoreano, e incluso haya tratado de desertar, podían afectar los esfuerzos del gobierno norcoreano por presentar a la la familia Kim como los legítimos gobernantes del país.

Si trascendía que alguien que lleva en las venas sangre del fundador de Corea del norte Kim Sung Il estaba considerando desertar a Corea del Sur, país democrático y próspero, ¿qué mensaje se enviaría a la elite norcoreana y a los millones de personas pobres e insatisfechas?

La agencia de espionaje sudcoreana, que a menudo trata de presentar a los líderes norcoreanos como desequilibrados, negó que Kim Jong Nam haya intentado desertar.

Pero Cheong Seong-Chang, analista del Instituto Sejong de Corea del Sur, planteó la posibilidad de que el asesinato estuviese ligado al informe periodístico, que cita, sin identificar, a empleados de la Fundación Europeo-Coreana, cuya junta directiva integró Park antes de postularse a la presidencia de Corea del Sur. Archivos y correos electrónicos revelan contactos entre Kim Jong Nam y directivos de la fundación.

En el 2005, por ejemplo, según el diario, Kim Jong Nam, que por entonces vivía en Beijing, transmitió una carta que Park le escribió a Kim Jong Il, segundo gobernante de la dinastía Kin y padre de Kim Jong Un, en la que Park pedía ayuda para impulsar programas de intercambio cultural promovidos por la fundación.

Jeong Joon-Hee, vocero del Ministerio de la Unificación sudcoreano, ha dicho que el gobierno no cree que la carta de Park, a quien se le va a realizar un juicio político en relación con denuncias de corrupción, haya sido entregada a las autoridades norcoreanas.

El diario atribuyó asimismo a fuentes anónimas haber dicho que Kim Jong Nam exploró la posibilidad de desertar a Corea del Sur, Estados Unidos o Europa. Las conversaciones con las autoridades sudcoreanas y estadounidenses no prosperaron por su excesivas demandas, de acuerdo con el medio.

No se descarta tampoco que el asesinato haya sido la culminación de años de esfuerzos por silenciar a Kim Jong Nam.

El servicio de espionaje sudcoreano le dijo el miércoles a la Asamblea Nacional que Corea del Norte había intentado matar al hermano del presidente desde hacía cinco años. Legisladores revelaron que el servicio de espionaje les había dicho que tras un intento en el 2012, Jim Jong Nam le escribió una carta a Kim Jong Un en abril de ese año, implorándole que no le haga daño a él ni a su familia.

Los contactos de Kim Jong Nam con China también podrían haber incidido.

Beijing había protegido por mucho tiempo a Kim Jong Nam, según los servicios de inteligencia sudcoreanos, tal vez en la esperanza de promoverlo como futuro líder de Norcorea si el gobierno de Pyongyan se desmoronase por alguna razón.

A Kim Jong Un seguramente no le hubiera caído nada bien saber que su hermano estaba siendo usado por Beijing y siendo visto como un posible reemplazante suyo.

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