Bajo el lema de que "el amor no conoce ni fronteras ni murallas", centenares de tarjetas por San Valentín hechas a mano fueron repartidas hoy entre inmigrantes retenidos en el Centro de Detención GEO, una cárcel privada al este de Denver, Colorado.

Coordinada por la filial local del Comité de Servicios de Amigos Americanos (AFSC, por sus siglas en inglés), la iniciativa incluyó además cartas escritas por hijos de personas alojadas en el sitio de detención, en muchos casos esperando a ser deportados.

"Este es nuestro octavo año trayendo las tarjetas de San Valentín a esta cárcel de inmigrantes, porque estas tarjetas representan la solidaridad de nuestro pueblo con los jornaleros, los detenidos", dijo Jordan García, integrante de AFSC y líder del proyecto.

García explicó que sólo se aceptan tarjetas hechas a mano porque su elaboración es "una meditación sobre la situación de los afectados" por las actuales leyes inmigratorias y, por lo tanto, una expresión de "profunda conexión" con esas personas y con sus familias.

Aunque la mayoría de las tarjetas se presentaron en inglés y en español, también hubo en francés y en creol, debido al creciente número de haitianos ahora alojados en la cárcel de GEO en Aurora.

La oficina del Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas estima que cada mes unos 500 haitianos llegan a Estados Unidos, en su mayoría desde la frontera con México, pidiendo refugio o libertad condicional por razones humanitarias.

Mientras se procesa ese pedido, algunos de esos haitianos (unos 400) están detenidos en Aurora y otros en establecimientos privados en Nuevo México, Ohio y Texas.

"Nuestras tarjetas son una manera de decirles a los haitianos y a los latinos que no están ni solos ni olvidados", sostuvo Lori Hermanson, una residente de Denver sin afiliación con ninguna organización, pero que decidió sumarse al proyecto.

La iniciativa busca concienciar a los residentes de Denver sobre la existencia de un centro privado de detención, que puede alojar 925 personas y que recibió multimillonarios subsidios de la municipalidad local y un contrato anual con el Gobierno federal de casi 2 millones de dólares.

Al contrario de lo que sucede con otras cárceles en Denver, que son fácilmente visibles (una está en el centro de la ciudad y otra está cerca de una carretera interestatal), la cárcel de GEO está en una zona industrial, alejada de la vista de la mayoría de los conductores.

García agradeció a todos aquellos que, con su trabajo, llenaron cuatro cajas con las tarjetas y también a quienes llegaron a la cárcel de inmigrantes para entregar las tarjetas.

"Creemos que es el momento de terminar con esta monstruosa industria de las cárceles privadas que se llena los bolsillos con nuestro dolor. Es hora de terminar con la práctica de hacer dinero separando a familias", agregó.

AFSC también repartió o repartirá tarjetas entre jornaleros de Denver.

lsm

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