La policía del estado brasileño de Espírito Santo no regresó a trabajar ayer, a pesar de que el gobierno anunció horas antes que había llegado a un acuerdo con los oficiales para poner fin a una semana de huelga que ha provocado ya al menos 137 muertos, tras ocho días sin patrullaje en las calles. La protesta ya se extendió al vecino estado de Río de Janeiro.

La mayor parte de la violencia se ha producido en las zonas pobres de Vitoria, la capital de Espírito Santo, que está rodeada de playas y donde tiene una fuerte presencia la industria petrolera, minera y portuaria.

Ayer arribaron a Vitoria más de 4 mil efectivos para reforzar un despliegue inicial de mil 200 soldados. Funcionarios del estado, ubicado al norte de Río de Janeiro, dijeron el viernes que habían llegado a un acuerdo con representantes de la policía para que los patrullajes se reanudaran a las 7:00 de la mañana de ayer; sin embargo, familiares de los oficiales indicaron a Reuters que no había tal acuerdo.

El ministro de Defensa de Brasil, Raúl Jungmann, y el fiscal general, Rodrigo Janot, se reunieron ayer con funcionarios del Estado y representantes de la policía en Vitoria en un esfuerzo por avanzar en las negociaciones, pero no lograron llegar a un acuerdo. Jungmann dijo al portal de noticias UOL que los policías en huelga “estaban contribuyendo al aumento de la delincuencia” y que “lo sepan o no, están del lado de los criminales que están matando ciudadanos”.

Sólo entre el viernes y la mañana de ayer se registraron 20 homicidios en Espírito Santo. Vitoria es la ciudad más afectada, con asaltos callejeros a mano armada, saqueos, tiroteos y numerosos robos de autos.

Jungmann, interpeló directamente a los agentes diciendo: “Apelamos a los buenos policías, oficiales y comandantes, que honren sus uniformes, su juramento, y vengan a las calles a defender a su pueblo”. Poco después, se reveló que unos 600 policías empezaron a regresar a trabajar, congregándose en Vitoria y cuatro poblados más. Algunos salieron a patrullar.

Río de Janeiro se sumó a la protesta. Ayer 29 cuarteles también fueron bloqueados por las mujeres de los agentes e incluso en uno de ellos, el de Tijuca, se registraron tumultos.

Los agentes de Salgueiro, en el norte de la ciudad, decidieron, por su parte, acudir al trabajo sin uniforme y sin armas. Uno de los miembros de la fuerza confesó a Globo: “La favela está sin patrullas. Habrá que contar con la suerte para que los bandidos no disparen a la gente”.

La protesta por mejores salarios y condiciones laborales comenzó el sábado pasado en Espírito Santo. Bajo la ley brasileña, es ilegal que la policía realice huelgas, por lo que sus familiares han tomado medidas para impedir físicamente que las patrullas salgan de los cuarteles. Los oficiales dicen que no reciben un aumento salarial desde hace cuatro años y que su sueldo base mensual, equivalente a 867 dólares, es de los más bajos del país.

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