Washington.— La Casa Blanca dio a conocer ayer una serie de comunicados sobre las prioridades del gobierno de Donald Trump que, como anticipó toda la campaña, pasan por la construcción del muro en la frontera con México y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

En el tema “defendiendo la impartición de justicia”, se subraya que el presidente “está comprometido con la construcción de un muro fronterizo para detener la migración ilegal, a las pandillas y la violencia, y para evitar que las drogas lleguen a nuestras comunidades. Está dedicado a fortalecer nuestras leyes fronterizas, poner fin a las ciudades santuario y contener la oleada de ilegalidad asociada con la inmigración ilegal.

“Respaldar nuestro sistema de procuración de justicia significa también deportar a los indocumentados con historial criminal que han permanecido al interior de nuestras fronteras”.

El apartado de “Acuerdos Comerciales” marca como prioridad retirarse del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y “asegurarse de que cualquier nuevo acuerdo comercial esté en el interés de los trabajadores estadounidenses”, lo que significa “la renegociación del TLCAN. Si nuestros socios se niegan a una renegociación que derive en un acuerdo justo para los trabajadores estadounidenses, el presidente notificará de la intención de EU de retirarse del TLCAN”.

Trump también apuesta por “hacer fuerte al ejército de nuevo”. En este rubro, el comunicado de la Casa Blanca destaca que el mandatario “reconstruirá” al ejército y desarrollará “un sistema de misiles de última generación para protegernos de ataques con misiles de países como Irán y Corea del Norte”.

En política exterior, Trump quiere poner primero “los intereses y la seguridad nacional estadounidenses”. Su prioridad será “derrotar al Estado Islámico y a otros grupos terroristas islámicos”, colaborando con los socios internacionales de EU para frenar el financiamiento a los grupos terroristas y compartir datos de inteligencia.

Primeras órdenes. Trump firmó, apenas unas horas después de la ceremonia de investidura, sus primeras órdenes ejecutivas, incluyendo una para poner fin a la reforma sanitaria de Barack Obama. La orden busca “aliviar la carga de la Obamacare”, mientras el Congreso estadounidense determina cómo revocar la reforma central del anterior gobierno y reemplazarla con una nueva legislación, explicó el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer.

El mandatario firmó también otras dos órdenes. La primera, relacionada con la exención legislativa aprobada por el Senado en días anteriores a la ley que prohíbe que un militar retirado hace menos de siete años, como es el caso de James Mattis, asuma como nuevo secretario de Defensa. La segunda, para confirmar la designación de John Kelly como titular de Seguridad Nacional. Ambos fueron ayer mismo confirmados en sus cargos por el Senado. Redacción, con información de agencias

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