La firma aeronáutica Boeing aseguró hoy que está haciendo un "gran progreso" para rebajar el coste del nuevo avión presidencial estadounidense tras las críticas que lanzó en diciembre pasado el gobernante electo, Donald Trump.

"Estamos en sintonía para proveer las mejores capacidades al menor costo", afirmó el director general de Boeing, Dennis Muilenburg, tras reunirse hoy en Nueva York con Trump, la segunda cita en menos de un mes.

Trump generó una fuerte polémica el pasado 6 de diciembre cuando se quejó de que el nuevo avión presidencial que está construyendo Boeing, modelo 747-8, es demasiado caro, y llegó a pedir que se cancelara la orden hecha por la Fuerza Aérea.

Con el fin de intentar aclarar el tema, Muilenburg se reunió el 21 de diciembre con Trump, y hoy acudió de nuevo a la Torre Trump para una sesión que permitió tener una "conversación muy productiva" entre ambos, según dijo el directivo de Boeing a los periodistas.

"Hemos hecho un gran progreso para simplificar los requerimientos del 'Air Force One' (...). Esto va a permitir tener un mejor avión a un coste menor, así que estoy feliz con el progreso que hemos hecho", afirmó el director general de la firma.

Precisó que esa simplificación permitirá "racionalizar" el proceso de fabricación y también la certificación "mediante el uso de practicas comerciales". "Todo ello va a conducir a una reducción sustancial de los costes", añadió.

Poco después de que Trump lanzara esas críticas a Boeing, el presidente electo pidió a la compañía que le hiciera un presupuesto para el avión de caza F-18 tipo Super Hornet al considerar que una aeronave de guerra similar, el F-35 de Lockheed Martin, tenía un "tremendo coste".

Muilenburg confirmó que también había hablado hoy con Trump sobre aviones de combate para analizar las opciones disponibles, aunque sin dar detalles.

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