Rex Tillerson, nominado como secretario de Estado de Estados Unidos, compareció ayer ante senadores para su audiencia de confirmación y tuvo que responder a cuestiones directas sobre su visión de la relación entre Estados Unidos y México.

El líder petrolero cercano a Moscú se desmarcó rápidamente de las polémicas declaraciones que hiciera Donald Trump al iniciar su campaña por la presidencia, y en las que definió a todos los mexicanos como “violadores y criminales”. Tillerson dijo que “nunca caracterizaría a una población con un único término”. Reconoció la importancia de México como “viejo vecino y amigo de nuestro país”. “Vamos a relacionarnos con México por su importancia para nosotros en este hemisferio, y tenemos muchos asuntos en común, muchas áreas de preocupación compartida”.

Sorpresivamente, Tillerson, cuestionado por su cercanía con el Kremlin —recibió de manos del presidente ruso, Vladimir Putin, la Orden de la Amistad—, se desmarcó de las tesis amigables del mandatario electo con Moscú, al decir que ese país representa “un peligro” para Washington y cuya injerencia llamó “preocupante”. “Rusia debe saber que haremos cumplir nuestros compromisos y los de nuestros aliados, y que Rusia debe rendir cuentas por sus acciones”, dijo, aludiendo a los ciberataques que, según los servicios de inteligencia de EU, orquestó Rusia en la campaña electoral estadounidense. Se prevé que el escrutinio a Tillerson será el más severo de todos. Ayer 10 horas no fueron suficientes y la audiencia seguirá hoy. El funcionario señaló que no recomendará a Trump salir de la OTAN; en cambio, coincidió en la necesidad de revisar el pacto nuclear con Irán y el acercamiento a Cuba.

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