Washington.— El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha creado un ambiente de conflicto diplomático internacional incluso antes de aterrizar en la Casa Blanca con su llamada la semana pasada a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, con la que rompió de un golpe la política exterior estadounidense hacia China de las últimas cuatro décadas.

Desde China llegaron serias advertencias hacia Trump, asegurando que se había arriesgado hasta el punto de poder generar una confrontación.

“Crear problemas en la relación entre China y EU es crear problemas para EU”, avisó el órgano oficial del Partido Comunista chino. La Casa Blanca confirmó que tuvo que ponerse en contacto con su contraparte china para tratar de calmar los ánimos.

La actual administración estadounidense había intentado suavizar la relación entre ambos países, llegando a entendimientos en temas de cambio climático y de Corea del Norte. En ningún momento ocultaron que mantienen sus diferencias en geopolítica y ciberseguridad. Las incógnitas sobre el por qué de la acción de Trump siguen abiertas. Después de que el magnate asegurara a través de Twitter, que había recibido la llamada y sólo atendió al teléfono, ayer varios medios de comunicación aseguraron que la comunicación estaba organizada desde hacía varias semanas, despertando más alarmas todavía. Según el Taipei Times, Trump decidió iniciar los contactos tras ser informado de la relación tumultuosa entre China y Taiwán.

Según fuentes del equipo del presidente electo, la idea era mandar un mensaje claro a Beijing, la demostración de que Trump está dispuesto a endurecer las posiciones hacia China. Ahora se ve más cerca la posibilidad que cumpla con sus promesas de campaña como la aplicación de aranceles especiales para la importación de productos chinos. “Si a China no le gustó [la llamada], que se aguante”, dijo a una radio local Stephen Moore, uno de los asesores económicos del magnate.

“No está claro cuál es el esfuerzo estratégico, a qué apuntaba, y no está claro qué beneficio potencial puede tener para los EU, China o Taiwan”, declaró el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, John Kerry, confirmó que el magnate nunca les consultó antes de hacer la llamada, y le recomendó que “estaría bien” que en próximas ocasiones no tome decisiones sin antes pedir consejo.

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