Banquero e hijo de banquero, Steven Mnuchin es un producto a la medida de Wall Street, ese ente tan odiado por la base de votantes que auparon a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.

De las ideas del hombre postulado como nuevo secretario del Tesoro de EU se sabe poco. Es conocida su lealtad al presidente electo del país, y si algo lo define en sus negocios es el pragmatismo y la suerte de empezar en una posición de privilegio y aprovecharse de situaciones favorables.

Nacido en el seno de una familia muy acomodada de Nueva York, Mnuchin obtuvo fama y dinero en Goldman Sachs, banco en el que trabajó durante más de 17 años y del que llegó a ser socio, como su padre. Acostumbrado a una vida llena de opulencia y lujo, salió del banco para trabajar con el inversor y donante demócrata George Soros, figura odiada por los conservadores por sus lazos con candidatos liberales, antes de dar el salto a Hollywood, donde se convirtió en productor de grandes producciones como Avatar o la saga X-Men.

Su momento de fortuna llegó con la crisis financiera, que le ayudó a enriquecerse (se calcula que tiene una fortuna de unos 40 millones de dólares). Junto a unos socios compró un banco en quiebra, IndyMac, con el que ejecutó más de 36 mil hipotecas, la mayoría propiedad de afroamericanos y latinos y lo que le supuso recibir críticas por los métodos abusivos aplicados.

La entidad, rebautizada como OneWest, se aprovechó de las garantías gubernamentales en caso de pérdida de dinero, y fue vendida por una cifra multimillonaria un año.

La aparición de Donald Trump en el círculo electoral, a quien conoce desde hace más de 15 años, le animó a usar sus contactos en la costa oeste para ser uno de los grandes recaudadores para la causa “trumpista”. En agradecimiento, el magnate le convirtió en el líder de su equipo de asesores económicos. Sin experiencia política, Mnuchin se ha dedicado a poner en papel las ideas de recorte de impuestos de Trump.

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