Milicianos equipados con chalecos suicidas asaltaron durante la noche una academia de policía en Quetta, en el suroeste de Pakistán, y mataron al menos a 59 personas, la mayoría cadetes, además de librar un feroz tiroteo con militares que se prolongó hasta la madrugada del martes.


Las autoridades temían que la cifra de muertos pudiera seguir subiendo, ya que el asedio de cuatro horas, uno de los ataques más mortales contra las fuerzas de seguridad paquistaníes en los últimos años, dejó 117 heridos, algunos en estado crítico.


Muchos de los cadetes dormían en sus barracones en el momento del ataque, y alumnos e instructores se vieron obligados a trepar a los tejados y correr para huir de los agresores.


Aunque la mayoría de las bajas eran cadetes de la policía, también hubo algunas víctimas entre los militares que respondieron al ataque, indicó Shahzada Farhat, portavoz de la policía en Quetta, capital de la provincia de Baluchistán.


Para media mañana del martes, una escisión poco conocida de los talibanes paquistaníes conocida como el grupo Hakimullah emitió un comunicado atribuyéndose el ataque. Pero las autoridades paquistaníes, que cuestionaban la capacidad del grupo para realizar un ataque tan espectacular y bien coordinado, no pudieron confirmar la afirmación. También había noticias no confirmadas sobre que el grupo Estado Islámico preparaba su propia reclamación de autoría a través de su sitio web Amaq.


Tras el ataque, fuerzas paquistaníes reforzaron la seguridad en la academia y en los hospitales de Quetta a donde se llevó a los heridos. Imágenes emitidas en televisoras locales mostraban ambulancias que salían por la puerta principal del recinto mientras camiones de bomberos trataban de apagar las llamas iniciadas por los chalecos explosivos de los atacantes.


"La guerra no ha terminado", dijo el ministro paquistaní del Interior, Chaudhry Nisar Ali Khan. "El enemigo está debilitado, pero no eliminado".


Desde hace una década, Baluchistán ha sufrido una insurgencia de baja intensidad de grupos nacionalistas y separatistas que reclaman una porción más grande de los recursos regionales. También hay presencia de milicianos islamistas y grupos extremistas suníes en la provincia.


Pakistán ha lanzado varias campañas militares contra los milicianos en las anárquicas regiones tribales de su frontera con Afganistán, incluida una importante ofensiva iniciada a mediados de 2014 en Waziristán del Norte, un bastión de los grupos armados. Combatientes extremistas han matado a decenas de miles de personas en su esfuerzo por derrocar al gobierno paquistaní e instaurar su estricta versión de la ley islámica.

jlcg

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses