San José.— Un año después de que Estados Unidos acorraló a un emporio político y empresarial de Honduras por narcoactividad y a tres meses de que cinco policías de ese país centroamericano se entregaron a la justicia estadounidense por narcotráfico, las acciones anticrimen organizado de Washington atacan ahora la corrupción en el ejército, una de las más poderosas instituciones hondureñas.

Presionadas por la embajada estadounidense en Tegucigalpa, las Fuerzas Armadas de Honduras (FAH) debieron suspender a dos de sus capitanes sobre los que EU aseguró desde el viernes pasado que son investigados por supuestos lazos con el narcotráfico. Las FAH son una de las estructuras de poder históricamente más influyentes en Honduras.

EU “no será refugio para aquellos que recurren a actividades criminales”, advirtió la embajada en una declaración que emitió el viernes pasado con los nombres de siete hondureños que, aseguró, son investigados por “presuntos vínculos en actividades de narcotráfico y corrupción”. Uno de los mencionados fue Carlos Alberto Maradiaga Izaguirre, oficial de las FAH.

La legación anunció el lunes de esta semana que Santos Rodríguez Orellana, capitán de las FAH, es indagado por presuntos hechos de narcotráfico y corrupción. El general Isaías Álvarez Urbina, jefe del Estado Mayor Conjunto de las FAH, informó ese día que Maradiaga y Rodríguez fueron suspendidos.

Las acusaciones de EU contra ambos, confinados en bases militares, “manchan el nombre de la institución”, admitió Álvarez.

A las informaciones castrenses siguieron ayer dos revelaciones periodísticas. El matutino El Heraldo, de Tegucigalpa, publicó que aparte de Maradiaga y Rodríguez hay “más militares hondureños” investigados por EU por sospechas de narcotráfico y que cinco integran “un grupo” de las FAH que estarían ligados a cárteles de Honduras.

Piratas. El diario La Prensa, de la norteña ciudad de San Pedro Sula, aseguró que EU busca atacar un cártel hondureño, bautizado como “Los piratas del Caribe” por su capacidad de eludir cercos aéreos y marítimos y aparentemente formado por “al menos 35 personas” entre militares, policías, jueces, alcaldes, diputados y empresarios.

Ese cártel tendría conexiones con Wilter Neptaly Blanco Ruiz, uno de los siete mencionados por EU y jefe del cártel del Atlántico, una narcomafia hondureña, precisó el rotativo. Agentes antidrogas de EU fueron atacados a balazos el 29 de septiembre pasado en San Pedro Sula por miembros del cártel del Atlántico, en una persecución pero sin bajas.

La existencia de “Los Piratas del Caribe” habría sido revelada a EU por cinco policías hondureños que se entregaron a la justicia estadounidense en julio de este año en Nueva York. Acorralados por pruebas que Wa-
shington acumuló sobre su nexo con el cártel de Sinaloa, uno de los más poderosos de México y con fuerte presencia en Centroamérica, los cinco están acusados de conspirar para traficar drogas con Fabio Lobo, detenido en mayo de 2015 en Haití, preso en Nueva York e hijo de Po rfirio Lobo, ex presidente de Honduras.

EU sacudió el 7 de octubre de 2015 a la clase política-empresarial de Honduras al identificar a tres jerarcas de la influyente familia hondureña Rosenthal —estrechamente relacionada con el opositor y ex gobernante Partido Liberal (PL)— como “traficantes de narcóticos especialmente designados”, en un caso con ramificaciones de “lavado” de dinero que alcanza al cártel de Sinaloa.

El gobierno de Honduras garantizó que impedirá la impunidad.

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