mario.verdusco@eluniversal.com.mx

Europa tiene casi una década de vivir conflictos que han puesto en alerta su estabilidad política, económica y social.

Violencia y atentados terroristas, crisis económica y migratoria, elevados niveles de desempleo, cuestionamientos sobre la viabilidad y continuidad de la Unión Europea e intentos de golpes de Estado son sólo algunos de los principales hechos que la región registra en recientes años.

En medio de este conjunto de conflictos, el crecimiento económico de la zona reporta un periodo de bajo dinamismo y las perspectivas de largo plazo son poco favorables.

En su momento, las crisis económicas de Grecia, España e Italia pusieron en vilo el dinamismo de la región. Posteriormente, los atentados en Francia y Bélgica inquietaron los mercados.

Luego vino la decisión de los ciudadanos del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, lo cual generó un punto de quiebre que aumentó el nerviosismo de los inversionistas.

Por si todo lo anterior fuera poco, el reciente y fallido golpe de Estado en Turquía —nación que está en negociaciones para pertenecer a la Unión Europea— sólo agregó más cuestionamientos sobre el crítico momento que vive la región.

Aunque Europa lleva muchos años con anemia económica, lo peor es que la recuperación no se vislumbra en el corto y mediano plazos.

Al menos hasta 2021 no se ve algún milagro que le haga recuperar su fortaleza y peso como región, como la que tenía antes de 2008. Hay expertos que insisten en una década perdida para la región.

Crecimiento mediocre. A raíz de la crisis financiera internacional de 2008-2009, la economía global se contrajo y Europa no fue ajena a los efectos negativos del desplome de mercados financieros, comercio internacional y el bajo dinamismo de la actividad productiva.

En 2009, el Producto Interno Bruto (PIB) global cayó 0.05%, pero en Europa la caída fue de 4.3%.

Desde ese año, Europa sólo creció arriba de 2% en 2010, y desde entonces las tasas de expansión han sido inferiores a ese número.

Cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que de 2009 a 2015 la economía global tuvo un crecimiento promedio de 3.2%, mientras que en Europa fue de 0.4%.

Pero eso no es lo peor. El FMI estima que de 2016 a 2021 el PIB mundial va a crecer en promedio 3.6%, mientras que en esa región lo hará a la mitad, apenas 1.8%.

Situación preocupante. Justo los países inmersos en los recientes conflictos de Europa son los que tienen las perspectivas de crecimiento económico más complicados.

Las proyecciones del PIB de Bélgica apuntan a una tasa promedio de 1.4% en el periodo 2016-2021. En Francia son ligeramente más optimistas: 1.5%, mientras que Grecia roza el 2%.

El FMI reportó sus proyecciones antes de saber los resultados del referéndum sobre el Brexit por lo que aún no incorpora sus efectos en la UE.

Actualmente, la perspectiva es que crezca a una tasa promedio de 2.2% en el lapso; sin embargo, se espera que se moderen las cifras.

Turquía, pese a la tensión que vive, es el país que mejores expectativas tiene. Se prevé un avance de 3.5% en su economía, aunque la inestabilidad política por la que atraviesa puede ser un factor que el FMI castigue. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) emitió el viernes un análisis sobre la economía turca, a la cual destacó por demostrar una notable resistencia en el actual contexto. Sin embargo, reconoció que debe promover un crecimiento equilibrado que aumente el nivel de vida de la población, un punto clave en medio de la incertidumbre que causó el fallido golpe de Estado.

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