Madrid.— El ayuntamiento de Pamplona se ha propuesto que las Fiestas de San Fermín no queden marcadas por las agresiones a mujeres, que desde hace años se repiten aprovechando la gran cantidad de visitantes y el abuso del alcohol.

Sin embargo, a dos días de que terminen las celebraciones, 12 personas han sido detenidas por abusos sexuales, entre ellas cinco turistas sevillanos responsables de la violación de una joven de Madrid, de 19 años, a quienes un juez les dictó prisión.

Los hombres conocieron a la víctima la madrugada del jueves tras el chupinazo —el lanzamiento de un cohete que inaugura la semana de fiestas— y se ofrecieron a acompañarla a su coche. Por el camino la obligaron a entrar a un portal vacío y, “valiéndose de su superioridad física”, abusaron de ella “mientras grababan los hechos”.

En total, se han presentado cinco denuncias por agresión y siete por abuso en cinco días de fiestas, por lo que anoche se registró una concentración para protestar por los actos de violencia sexual.

Según las autoridades, la ola de denuncias se debe a que, tras la violación del primer día, los ciudadanos han tomado conciencia y denuncian “casos que antes se dejaban pasar”.

El ayuntamiento de Pamplona se personará como acusación al juicio, pero éste es un duro golpe para su objetivo de convertir San Fermín, la celebración de los toros y el vino, en “unas fiestas libres de agresiones sexistas”, como defendía un eslogan institucional.

El alcalde Joseba Asirón, de la formación nacionalista de izquierdas Bildu, anunció este año una campaña para acabar con las conductas agresivas. Por eso invitó a la ciudadanía a adoptar “una actitud activa frente a cualquier tipo de agresión contra las mujeres y a socorrer o apoyar a la mujer agredida y aislar al agresor”.

Patrullas policiales antiviolación recorrerán Pamplona hasta que el día 14 se entone el Pobre de mí, el cántico que finaliza los Sanfermines. También se ha mejorado la iluminación en las zonas oscuras, se han instalado casetas de atención contra el acoso machista y activado decenas de “cámaras antitocamientos”. Éstas sirven para localizar a las mujeres que son subidas a hombros durante las aglomeraciones, con la intención de que los agentes de paisano las hagan bajar al suelo anticipándose a momentos de tensión y agresiones.

Pese a todas estas medidas, en el fin de semana tres hombres fueron detenidos por agredir a mujeres y un cuarto por atacar al acompañante de una chica cuando intentó defenderla. Entre las víctimas hay una australiana, una policía que fue manoseada por un turista y una joven francesa.

En 2015 se formalizaron cuatro denuncias y cientos de personas se manifestaron por una agresión en grupo a una joven alemana. Aun así, el colectivo Sanfermines en Igualdad considera que sólo se denuncia 10% de los casos.

El Instituto Navarro para la Igualdad declaró ayer: “Estos no son hechos aislados, hay que enmarcarlos en el contexto de la violencia contra las mujeres, como expresión y símbolo de la desigualdad entre mujeres y hombres en nuestra sociedad”.

Una de las declaraciones más sentidas ha sido la de Asun Casasola, madre de Nagore Laffage, una joven que fue asesinada en 2008 cuando se negó a tener relaciones con un médico de Pamplona. Sobre el ataque de este año, Casasola dijo a la prensa local: “Es que ninguno de los cinco agresores pensó: ‘¿Qué estamos haciendo?’”.

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