Varsovia/Dallas.— El presidente Barack Obama rechazó ayer la idea de que la violencia que sacudió a Estados Unidos en los últimos días es indicio de que el país ha vuelto a los días oscuros de su pasado. A pesar del dolor que dejaron las muertes de afroestadounidenses y policías, “Estados Unidos no es un país tan dividido como algunas personas han dicho”, aseguró.

“Todos los estadounidenses, de todas las razas y todos los sectores de la sociedad, están justificadamente indignados ante estos ataques inexcusables contra policías, ya sea en Dallas o en cualquier otro lugar”, dijo el mandatario en Varsovia, donde asistió a una reunión de la OTAN.

“Ello incluye a los manifestantes, a miembros de familias que tienen serias reservas sobre la conducta de policías y que creen que todo lo que está pasando es inaceptable”, agregó. “Aquí no hay división alguna”. Fue la tercera vez en tres días que el presidente se refirió a las muertes de afroestadounidenses a manos de policías en Louisiana y Minnesota, que suscitaron protestas en distintos puntos del país.

Al margen de una de ellas, efectuada el jueves en Dallas, un francotirador mató a cinco policías. Además siete efectivos y dos civiles resultaron heridos. Las autoridades identificaron al autor de los disparos como Micah
Johnson, un afroestadounidense ex reservista del ejército de Estados Unidos que sirvió en Afganistán y que manifestó que quería “matar a blancos, especialmente a oficiales blancos”.

Ayer, una amenaza anónima obligó a reforzar la seguridad del Departamento de Policía de Dallas, donde fueron desplegadas fuerzas especiales SWAT, quienes buscaron a un supuesto sospechoso que no fue encontrado. Después, la alerta fue levantada.

“El demente que realizó los ataques en Dallas no es un representante de los afroamericanos, como tampoco el atacante de Charleston lo es de los estadounidenses blancos, ni los atacantes de Orlando o San Bernardino lo son de los estadounidenses musulmanes”, dijo Obama, refiriéndose a la masacre de una iglesia metodista (junio de 2015) en Charleston; al ataque en San Bernardino, en diciembre pasado, y al del bar gay Pulse, en junio pasado.

Obama también habló sobre las muertes de los afroestadounidenses Philando Castile, en Minnesota, y Alton Sterling, en Louisiana, que desataron protestas masivas en contra de la brutalidad policial, y reconoció el “persistente problema de que afroamericanos y latinos son tratados de forma diferente por nuestro sistema de justicia criminal. Según The Washington Post, en los últimos años Castile había sido detenido 52 veces por la policía, por razones que fueron del exceso de velocidad o por no llevar el cinturón de seguridad, lo que llevó al diario a cuestionar si fue blanco de perfil racial

Las manifestaciones contra la brutalidad policial transcurrieron ayer en calma en Minnesota, Baton Rouge, Chicago y Nueva York, donde el viernes 73 personas fueran arrestadas. También hubo vigilias en honor a los agentes muertos de Dallas. En Houston se informó que agentes mataron a otro afroestadounidense, quien se negó a bajar el arma que llevaba.

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