Las Abuelas de Plaza Mayo reclaman que la Justicia argentina restituya cuanto antes su identidad a quien presentó hoy como su nieto recuperado 120, que desde 2009 sabe por pruebas genéticas que es hijo de una mujer a quien le robaron su bebé en el parto durante la última dictadura militar argentina.

"Nieto 120, ¡bienvenido!", dijo en rueda de prensa la presidenta de Abuelas de Plazo de Mayo, Estela de Carlotto, quien explicó que si bien el caso no estaba registrado entre las denuncias de niños desaparecidos, luego de conocer en profundidad su historia la asociación humanitaria decidió incorporarlo al listado de nietos restituidos "como un acto de reparación y verdad histórica".

Se trata de José Luis Maulín Pratto, de 39 años, de la ciudad de Reconquista, en la central provincia de Santa Fe, y que aún lleva el apellido de la familia apropiadora, Segretín.

José Luis reclama que la Justicia le permita cambiar ese apellido por el de sus verdaderos padres, pero en los tribunales dilatan ese trámite a la espera de una sentencia en el juicio por la apropiación, que, después de años de demora y varios reclamos, se inició la semana pasada.

"Todos los días me sigo llamando quien no soy", dijo José Luis en la rueda de prensa, quien también quiere darle su verdadero apellido a sus dos hijos.

José Luis es hijo de Luisa Pratto y Rubén Maulín, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores que fue secuestrado en octubre de 1976, en su casa, por un grupo de policías y militares.

En el mismo operativo se llevaron a la madre de Rubén, Ana Elena Schoesting, y otros familiares.

Luisa, embarazada de cuatro meses, quedó sola con sus dos hijos. Su hermana menor, Griselda, viajó a Reconquista para ayudarla, pero también fue secuestrada.

Según relató Estela de Carlotto, los represores se ensañaron con Luisa, que fue torturada y violada en reiteradas ocasiones.

Cuando Luisa fue a dar a luz a un sanatorio privado local, el 26 de marzo de 1977, Luisa fue registrada con el nombre de Cecilia Góngora de Segretín, con vínculos familiares con la Fuerza Aérea.

En el juicio que inició la semana pasada están imputadas Góngora y Elsa Nasatsky de Martino, la médica que firmó el acta de nacimiento.

El sindicado como apropiador, José Ángel Segretín, murió en 1986.

Cuando Rubén Maulín recuperó su libertad, en 1982, se presentó con Luisa ante la Justicia para reclamar por su hijo, pero no obtuvieron respuesta.

A inicios de la década de 1990, ya cuando la familia tenía pistas del posible destino del niño, su hermana mayor, Gisela, escuchó que en su escuela había un niño con el apellido Segretín y se acercó a hablarle, pero él la rechazó.

José Luis que en ese entonces ya sabía que no era hijo de Góngora, pero le dijeron que era fruto de una relación extramatrimonial de Segretín.

En 2008, Luisa contó en una entrevista radial su caso y José Luis la escuchó y decidió contactarla.

"Me costó convencer a mi mamá de que yo no era alguien que la quería hacer ir a Reconquista para propinarle otra paliza. Todavía tenía miedo... 32 años después tenía miedo", contó hoy José Luis.

Finalmente, en 2009 José Luis, Rubén Maulín y Luisa Pratto se conocieron y realizaron el estudio en el Banco Nacional de Datos Genéticos, que confirmó su vínculo.

"No fue fácil... pero fue una de las cosas más lindas que me pasó en la vida", dijo José Luis, emocionado, al recordar cómo conoció y recuperó si verdadera familia.

En la causa por la apropiación de José Luis también estaba acusado el jefe de la Base de la III Brigada Aérea de Reconquista, Danilo Sambuelli, fallecido en 2014 y que había sido condenado a 21 años de prisión por los secuestros y torturas a 39 militantes, entre ellos Rubén Maulín, y por la violación agravada reiterada de Griselda Pratto, hermana de Luisa.

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