Cuando las tropas de Estados Unidos iniciaron en 1904 las primeras obras para construir el Canal de Panamá, el istmo panameño comenzó a experimentar uno de los más importantes fenómenos migratorios que se registraron en América Latina y el Caribe en los principios del siglo XX y se convirtió en un “mosaico de nacionalidades”.
De 1904 a 1914, 43 mil 781 obreros de 40 países participaron en la construcción del Canal. De 2007 a 2016, 3 mil 873 trabajadores de 78 naciones—entre ellos 134 de México—fueron contratados para la ampliación de la ruta canalera, inaugurada este domingo.
Ambos procesos atados a proyectos de mega—infraestructura, que en más de 112 años han sido esenciales en la historia del desarrollo político y socioeconómico del continente americano, con su impacto mundial, reafirmaron a Panamá como un crisol de razas. Aunque los primeros proyectos de un canal en Panamá se remontan a la segunda mitad del siglo XIX, fue en 1903 cuando EU logró finalmente decidir construir la vía en suelo panameño, pese a que había otras opciones, como Nicaragua.
De 1904 a 1914
Por su número, españoles e italianos superaron a griegos y franceses como los trabajadores europeos que, de 1904 a 1914, participaron en la “olla de mestizaje” y “mosaico de nacionalidades” de obreros oriundos de 40 países—en particular latinoamericanos y caribeños—en la construcción del Canal.
Un recuento que la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), entidad paraestatal que administra la estratégica vía interoceánica, entregó a EL UNIVERSAL reveló que, luego de los nacidos en Barbados, con 19 mil 900, los oriundos de España, con 8 mil 298, fueron el segundo grupo más importante de mano de obra extranjera contratada por EU para construir la vía.
“¿Qué facilitó la mezcla de culturas y su arraigo en Panamá? Fue una combinación de factores los que llevaron a todos estos grupos a radicarse en el país”, relató el panameño Vicente Barletta, en un reportaje en El Faro, revista de la ACP, al narrar que “a partir de 1904 empieza uno de los movimientos migratorios más grandes” en la historia panameña. “Para los inmigrantes, Panamá llegó a significar la posibilidad de un nuevo inicio ante las oportunidades económicas que surgieron  en el istmo”, contó.
“Si se considera que la capital (panameña) tenía apenas 20 mil habitantes en 1904, en algún momento el área de la construcción del Canal tuvo que estar habitada por una mayoría de extranjeros, debido a la creciente inmigración, en su mayoría desde las Antillas”, explicó. Según la biblioteca Roberto F. Chiari, de la ACP, los antillanos “fueron el mayor grupo humano que llegó a Panamá” en los albores del siglo XX para la construcción de la vía, con más 31 mil obreros. “Después siguieron los españoles”, aseveró.
El segundo mayor grupo europeo procedió de Italia (1 mil 941) y el tercero de Grecia (1 mil 101). De Francia únicamente hubo 19 obreros pero de la isla caribeña Guadalupe, todavía bajo dominio francés, se registraron 2 mil 53. De Colombia hubo 1 mil 493, mientras que llegaron 500 de Cuba y 244 de Costa Rica; el desglose de otros países latinoamericanos no estuvo disponible.
El 15 de agosto de 1914, en un panorama geopolítico global estremecido porque, a finales de julio de ese año, estalló la Primera Guerra Mundial, el Canal fue inaugurado y emergió como una de las maravillas construidas por seres humanos en el siglo XX, y en diciembre de 1999 fue entregado por EU a control panameño. 
De 2007 a 2016
En un referendo en octubre de 2016, Panamá aprobó acometer el desafío para expandir la vía, frente a una realidad técnica: por las esclusas de Miraflores, Pedro Miguel y Gatún, que funcionan desde 1914, solo pueden transitar buques Panamax con máximo de 294 metros de eslora, 32.2 de ancho y 12 de calado. 
Pero por las nuevas abiertas hoy—Agua Clara, en el Atlántico, y Cocolí, en el Pacífico—se triplicarán los volúmenes de carga hasta 14 mil contenedores por nave, ya que cruzarán embarcaciones de más capacidad—Neopanamax—con topes de 365 metros de eslora, 49 de ancho y 15,2 de calado.
La nueva ruta, presupuestada en 5 mil 250 millones de dólares aunque por reclamos adicionales aumentó a 5 mil 430 millones de dólares, permite el tránsito de buques de mayor calado.
La ACP informó hoy a EL UNIVERSAL que pese a la magnitud de las obras, los panameños constituyeron el 90.5% de la mano de obra, lo que equivale a 36 mil 740 trabajadores oriundos de este país. En una forma de protección a los obreros locales, solo el restante 9.5% es extranjero, ya que los contratistas de la ampliación pudieron contratar únicamente hasta un máximo de 10% de foráneos pero si se justificaba, aclaró la ACP.
“En total, son 3 mil 873 trabajadores foráneos los que participaron en la construcción de la ampliación, representando a 79 naciones en cinco continentes. Trabajadores de lugares tan distantes como el pequeño reino de Suazilandia, ubicado en el extremo sur de África y con una población que apenas sobrepasa  el millón de habitantes; o la distante Islandia, localizada en la segunda isla más grande de Europa al sur del círculo polar Ártico”, puntualizó el informe.
En América Latina, los oriundos de Colombia, con 289, y de Venezuela, con 200, fueron mayoritarios en las labores de expansión de la vía. Una lista de los 10 principales entregada a este diario precisó que fueron 820 de España, 465 de Bélgica, 361 de Portugal, 289 de Colombia, 227 de Italia, 200 de Venezuela, 134 de México (sétimo lugar), 125 de Chile, 120 de Nicaragua y 112 de Filipinas.
Empresas de España, Italia y Bélgica fueron las que asumieron el tramo de mayor envergadura—las dos esclusas—de la expansión del viejo Canal, que el próximo 15 de agosto cumplirá 102 años.

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