El régimen chavista de Venezuela se juega hoy su más importante carta en casi 17 años de revolución socialista, al competir por su futuro contra una fortalecida oposición anticomunista en unas cruciales elecciones parlamentarias que podrían obligar a modificar, a partir de enero de 2016, la arquitectura política venezolana y estrechar el cerco sobre el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

En el más grande desafío electoral enfrentado por el chavismo tras el primer triunfo en las urnas en diciembre de 1998 de Hugo Chávez Frías, su fallecido líder histórico, las fuerzas revolucionarias venezolanas —desgastadas por una aguda crisis socioeconómica— podrían sufrir hoy su más severa derrota desde su ascenso al poder en 1999.

Varias encuestas dan a la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD, centroderecha) una ventaja de 30 puntos sobre el chavismo en la intención de voto, con lo que obtendrían al menos la mayoría simple (la mitad más uno de los parlamentarios). Sin embargo, por una peculiar distribución, las zonas controladas por el chavismo —aglutinado en el Gran Polo Patriótico— eligen más número de legisladores, lo que les permitiría preservar el timón parlamentario. Así, los opositores saben que obtener más votos tampoco implica ganar más diputados.

En un agravamiento de la crisis económica, con desabasto de mercados, inflación de tres dígitos, acelerada devaluación y otros rubros en rojo, una derrota del chavismo le obligaría a ceder control de la Asamblea Nacional a la MUD. Aunque ayer persistió la calma, la ebullición política crece hora con hora. Se trata de una nueva lucha entre derecha e izquierda, con la opción de que, de obtener el mando legislativo, el antichavismo desmonte parte del andamiaje revolucionario y convoque a un referendo revocatorio del gobierno de Maduro, que debe concluir en 2019.

Con una contienda con un trasfondo de apoyo o rechazo al régimen revolucionario socialista y bolivariano instalado por Chávez (fallecido en 2013) y heredado por Maduro y los jerarcas del chavismo, como Diosdado Cabello, presidente legislativo, 19 millones 496 mil 365 de venezolanos están inscritos para elegir a los 167 integrantes de la Asamblea que deberán asumir el 5 de enero con un mandato de cinco años.

Maduro, quien advirtió que una derrota llevaría al chavismo a las calles para defender las conquistas revolucionarias en salud, educación y otros renglones a favor de los más desprotegidos, pidió el viernes que las elecciones sean “una fiesta de convivencia” y prometió respetar los resultados. El mandatario se reunió ayer con líderes internacionales como el ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. También accedió a que el encarcelado opositor Leopoldo López pueda votar en las elecciones, aseguró ayer el ex presidente colombiano Andrés Pastrana tras reunirse con el líder venezolano.

Jesús Chuo Torrealba, secretario general de la MUD, alertó ayer del peligro de que los chavistas recurran a “trampas”, fraude y otras vías para ganar, e instó a los venezolanos a “votar con alegría, estar de primero en las colas y votar tempranito”. Los comicios —de las 06:00 a las 18:00 horas en 40 mil 601 mesas de sufragio en 15 mil 515 centros de votación, con 480 mil 828 miembros de mesas— serán la vigésimo quinta consulta popular desde 1999, en casi 17 años de revolución socialista, con 19 elecciones presidenciales, legislativas, regionales y municipales y seis plebiscitos. De los 24 previos, la oposición sólo ganó un referéndum en 2007 y logró rechazar un menú de reformas constitucionales que hubiera permitido a Chávez convertir a Venezuela en Estado socialista.

Con una intensa vigilancia de militares y policías por todo el país, la consulta se efectuará sin observadores de las organizaciones de Estados Americanos o de Naciones Unidas ni de la Unión Europea, y con comitivas de ex presidentes latinoamericanos y de invitados del exterior de ambos bandos.

* Con información de agencias

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