Tropas israelíes mataron a tiros el viernes a cinco palestinos durante protestas en Gaza y un hombre judío apuñaló a cuatro árabes en el sur de Israel, en una ola de violencia que ha avivado temores a una nueva revuelta contra la ocupación israelí.

Las protestas surgieron en solidaridad con manifestaciones en Jerusalén y en la ocupada Cisjordania, donde las tensiones han dado paso a 10 días de violencia en los que cuatro israelíes y al menos ocho palestinos han perdido la vida.

Ciudadanos palestinos se enfurecieron por los sucesos en la mezquita de al-Aqsa, en la Ciudad Antigua de Jerusalén, y temen que Israel quiera cambiar las normas en la ciudad sagrada, venerada por los musulmanes como el Noble Santuario y por los judíos como el Monte del Templo.

Más temprano, un hombre judío apuñaló a cuatro árabes en la ciudad israelí de Dimona, un ataque condenado por el Gobierno y descrito por un ministro como un "acto de terrorismo" .

La ola de violencia no ha tenido la intensidad de los levantamientos palestinos de fines de la década de 1980 e inicios de la década del 2000, pero los ataques han generado especulaciones sobre una posible tercera Intifada.

Tanto el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, como el presidente palestino, Mahmoud Abbas, han hecho llamados a la calma y la policía palestina sigue coordinando la seguridad con las fuerzas israelíes para restaurar el orden, pero hay pocas señales de que la tensión y la violencia vayan a disiparse.

En Franja de Gaza, el líder del grupo radical Hamas, Ismail Haniyeh, elogió a los palestinos que han perpetrado ataques con armas blancas al llamarlos "héroes" y advirtió que se estaba gestando una nueva Intifada focalizada en Jerusalén.

"Hoy es viernes, este es el día de la ira (...) es un día que representará el comienzo de una nueva Intifada en toda la tierra de Palestina" , declaró Haniyeh a sus seguidores tras las
plegarias del día.

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