Trajes perfectos y entallados vestidos de noche. Niños en uniforme de gala. Es la fiesta de las armas que se celebra cada dos años en Moscú, Rusia.

Su nombre oficial es Salón Internacional de la Aviación y la Aeronáutica, pero más allá de los espectáculos aéreos y la exhibición de aeronaves, hay una verdadera Expo Guerra para gobiernos y jeques que pueden adquirir desde fusiles kalashnikov hasta misiles Buk, el mismo que se usó para derribar un avión de pasajeros de la empresa Malasya Airlines el 14 de julio del 2014.

A dicha exposición promovida por el gobierno de Rusia, no solo van los hombres de guerra, sino también familias enteras con niños orgullosos de pertenecer a una academia militarizada.

Los menores se pasean entre aviones  caza y hangares móviles, mientras los adultos preguntan calibres y alcances de un cañón o de un arma pesada.

Los vendedores de souvenirs ofrecen mascadas, aviones a escala y casquillos partidos por la mitad con el nombre grabado por fuera.

Es un primer aviso de la mezcla de culturas distintas, de tecnologías que tienen aplicaciones civiles y militares.

Los rusos presumen una nueva organización económica mediante la creación de Rostec, un conglomerado de más de 700 empresas dedicadas a la innovación  técnica de nuevos modelos de armas.

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